Nada bueno era de esperar y nada bueno pasó. Pedro Sánchez triunfó y formará un gobierno al que tan solo apoyan 85 votos seguros en el Hemiciclo y absolutamente dependiente de ese crisol de partidos y políticos que tanto desprecian la idea de España y a los españoles.
Lo ocurrido en el Congreso no es sino el epilogo de esa comedia bufa y continua representada por unos políticos que han demostrado estar más interesados en lo suyo que en lo de todos.
El cielo patrio trae nubes negras y los augures no son buenos, salvo que Sánchez convoque elecciones rápidamente y los ciudadanos, “la gente” como les gusta decir a los de Podemos, hable en las urnas y ponga con su voluntad contundente las cosas en su sitio, pero en fin el tiempo lo dirá.
Este epilogo ha demostrado que los socios que se ha buscado Sánchez no son de fiar: el PNV ha demostrado ampliamente su condición de partido felón, los catalanes no han hecho sino exhibir su odio a Rajoy y de paso a los españoles y Podemos… Podemos odia a Mariano, pero de paso quería tapar rápidamente la crisis del casoplón de su amado líder y su concubina.
Pero a fuerza de ser sincero Rajoy no ha hecho de este epilogo algo memorable para pasar a la historia. El abandono del escaño, el irse a cenar a un restaurante y desaparecer de la última parte del debate y llegar apresurado a despedirse, no da la talla de Estado que se esperaba del Presidente que nos salvo de la crisis. Pero lo peor quizás ha sido no dimitir. La dimisión, a mi juicio, llevaba consigo un acto de “grandeur” por el bien de España en esta situación limite y sin embargo no se produjo. Mal epilogo para un Presidente al que hay tanto que agradecer.
Pero que nadie se equivoque, Gurtel no ha sido el detonante sino el segundo acto de una estrategia bien urdida. Aprobación de presupuestos y parabienes populares, sentencia y patadón. No olvidemos que un juez de Gurtel quiso sacar la sentencia incluso antes de la aprobación de los presupuestos, no pudo el tramite de la justicia lo impedía, aun así la estrategia se dilato unas horas pero se cumplió. Quien la pergeñara hizo un buen trabajo. Sería terrible pensar que esto se produjo por casualidad, así que prefiero darle un sentido de conspiración y reconocer el talento del que lo hiciera, defecto profesional.
El penoso show de nuestros políticos en los últimos años ha puesto de manifiesto que en general son “low cost”, tan solo buscan su interés, aquello que satisfaga su ego, por encima de las necesidades del país que les vota. La moción de censura no ha sido sino la exhibición más basta y grosera de este hecho pero ha permitido llegar al gobierno de la nación a un hombre ceñido a su ambición y que finalmente cumplió con la palabra dada a su mujer de hacerla primera dama.
Decía Abraham Lincoln que“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”
Nuestros políticos utilizan el engaño para destruirse unos a otros o para alcanzar su propios objetivos incluso por encima de quienes les votamos. Para lograrlo no se callan ni debajo del agua y así nos va, a la deriva, hoy somos el hazme reír del Mundo y hemos pasado de ser un país que cumple y prometía en Europa a un país bajo sospecha.
La verdad es que resulta muy fácil, lamentablemente, darse cuenta que la calidad de los políticos en España ha sufrido un deterioro acelerado. Resulta complicado casi imposible, encontrar a alguien al que asignar el apelativo de “hombre de estado” y es que quizás ya no haya. Tanto han cambiado los tiempos que a lo mejor ya no es necesario, quien sabe.
Pero como leí una vez a Disraeli “El mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en políticos” y en el caso de España, en políticos “low cost” y ya se sabe, lo barato sale caro.
Seamos sinceros, la culpa no es tan solo de los políticos sino también de nosotros los votantes, quienes de forma deliberada y contumaz, encomendamos con nuestro voto la responsabilidad de la gestión pública, cada vez más compleja, a unos políticos incapaces, de origen dudoso o inclinados a favorecer intereses espurios.
Sea como fuere hoy los votantes de izquierda están exuberantes y sobrados, sacando pecho y volviendo a tararear la internacional. Mientras, el votante de derecha, ese que juro en más de una ocasión no volver a votar al PP, ese que dice que no entiende como hoy no se invade la calle Ferraz para protestar por como el socialismo ha llegado al poder, “como hacen ellos”, esa derecha esta en casa mascullando, lamiendo las heridas, sin moverse y maldiciendo cualquier titular que lea o escuche, y así no se va a ningún lado.
En este país la izquierda toma la calle cuando el estomago se lo pide y la derecha se queda en casa aunque el corazón le pida lo contrarío.
Pero lo ocurrido en el Congreso de los diputados también ha puesto en evidencia que esta nueva generación de políticos populistas, oportunistas de ambición desmedida, ha disparado el problema de la política española hasta extremos de egoísmo incalificables. Suescasa cualificación como personajes políticos ha hecho que en este país el ciudadano, la gente como dice el tal Iglesias, no vea diferencias entre política y Sálvame.
Por lo visto no llegan a la política los mejores pensadores, empresarios, gestores o analistas internacionales. Llegan los que mejor manejan la ira y el odio.
Esta demostrado que en este país nos conformamos con poco, el mas populista, el mas joven o guapo, el que siempre dirá cualquier cosa que el oído agradecido compre sin pensar aunque sea mentira. Se ha visto que en este país se perdona no saber o estar equivocado pero lo que no se perdona es ser aburrido. Terrible pero cierto
Lamentablemente esta comprobado que quien quiere llegar al Gobierno tiene que dar show y atacar, atacar y atacar, nunca defender. Y así nos va. Nada en este país es ya de fiar.
Sánchez ha demostrado que el pasado inmediato del PP ha sido su prologo y eso unido a esos “fieles” ocasionales del nacional populismo que le ha llevado al sillón que tanto deseaba. Cumple Sánchez ampliamente con la máxima de Smigol, el Señor de los Anillos, y ya tiene su deseado anillo, su joooya.
Ahora bien permítame el nuevo presidente un consejo: los gobiernos siempre tienen dos voluntades posibles: trabajar para la historia o trabajar para el presente, a largo plazo o a corto plazo. España requiere de la complejidad de necesitar ambas visiones de forma paralela y simultánea.
Así que aunque entiendo que no hay talento en exceso en el hemiciclo para lograr llevar a buen fin tamaño desafío, decida Vd. señor presidente al menos una y hágala bien porque no estamos para improvisaciones, o mejor, llévenos a nuevas elecciones y déjenos a los ciudadanos decidir sobre lo que queremos, aunque esto le sea perjudicial. De usted la talla de estado.
Mientras se decide, me temo que Sánchez tendrá que acudir, para gobernar en este galimatías de política barata, al viejo truco que se dice utilizó Adolfo Suarez, me explicare:
Dicen que recién estrenada la democracia y junto al flamante Presidente del Gobierno, Adolfo Suarez, llegó a la Moncloa un personaje con unas pintas un tanto siniestras para ayudar en la acumulación de trabajo que allí había. Se trataba de un falsificador, cuya tarea encomendada era la de imitar y falsificar la firma del presidente Suarez, debido a la cantidad de papeleo burocrático que tenían en la presidencia.
Una vez por semana, aparecía este personaje ataviado de un traje oscuro y unas gruesas gafas, se le entregaba todo lo que debía firmar y él, con una destreza e imitación perfecta, firmaba todo aquello. Parece ser que se trataba de un recluso que cumplía condena por falsificación.
Los documentos importantes eran firmados por el propio Suárez.
Una de las cosas que más firmaba el falsificador eran las fotografías y dedicatorias que le solicitaban sus admiradores/as vía correo postal, por lo que, posiblemente, la mayoría de las personas que guardan en casa alguna foto autografiada y/o dedicada por Adolfo Suarez tengan en realidad la rúbrica hecha por el falsificador.
Si lo va a hacer, solo le pido al señor Sánchez que tenga cuidado con el falsificador que va a elegir, no sea el caso que sea independentista, secesionista, federalista, populista, comunista, nacionalsocialista o tonto. Procure que sea español y que así lo sienta, con ello lograremos que al menos lo que firme el falsificador sea mejor que lo que me temo, señor Presidente, va a tener que firmar.
Pues eso