Aunque todos pretenden ocultar sus disputas internas apelando de forma eufemística a la “confrontación de ideas” o al “debate interno”, la realidad es bien distinta. La lucha por el liderazgo en un partido en la mayoría de las ocasiones se reduce a una lucha de egos cruel y devastadora pero opaca que hace estragos en las diferentes formaciones.
A nadie le quepa duda que, cuando se produce, esto ejerce un efecto desmotivador en el afiliado de base, el que vota, el que cree en la ideología del partido y que se avergüenza del espectáculo mediático que protagonizan por sus propios líderes.
Pero si esto es malo, también perjudica al conjunto de la sociedad, pues el debate personalista acaba eclipsando al verdadero debate político necesario en las diferentes organizaciones para dar respuesta a los grandes retos que un país debe afrontar.
A estas alturas a nadie le cabe duda que en el Partido Popular la batalla está declarada. Desde el mismo momento en el que Rajoy anunció su deseo de abandonar la presidencia del partido y convocar Congreso extraordinario para elegir sucesor, las maquinarias de las posibles candidaturas están en marcha, para bien o para mal.
Han aparecido ya diferentes espacios en internet de apoyo a algunas candidaturas que los posibles candidatos justifican diciendo que son plataformas de simpatizantes, puede ser. Pero también pueden ser regalos envenenados de otras candidaturas para exponer ante la opinión pública la ambición desmedida del contrario, y sin embargo compañero. Son esas cosas que uno nunca sabrá…o sí.
Sea como fuere Rajoy ha optado por la democracia en el partido para elegir su sucesor, no ha querido acudir al famoso “dedazo” y eso ha generado posibles ganadores y posibles perdedores de antemano lo cual es muy arriesgado en un partido como el PP, pues nadie quiere ser percibido como perdedor y eso convierte a algunos/as en elementos muy peligrosos que prefieren la tierra quemada a aceptar derrotas anticipadas.
Me temo que las formas y el respeto que el Partido Popular ha mostrado hasta el momento del anuncio de Rajoy, pasarán rápidamente al olvido y que una vez más el partido mostrará su lado mas cainita, su gran mal.
Hará mal quien lo haga, el partido necesita calma, reflexión y liderazgo, aunque me temo que la carrera sucesoria por apropiarse de esa tierra quemada no traerá nada bueno.
Todos los partidos siempre están sumergidos en conflictos internos, y ante esto la gran pregunta que se hace el ciudadano es ¿siendo así qué pueden ofrecer, estos autoliquidadores de sí mismos, a la sociedad el día de mañana
El Congreso extraordinario que convoca Mariano Rajoy para elegir su sucesor es un hecho único en la historia del PP, si mal no recuerdo. Pero este hecho puede desatar una guerra interna sin parangón de la que nos iremos enterando por los medios, eso sí, si sabemos leer entre líneas en las noticias que vayan apareciendo. De ocurrir, nada será casual y todo tendrá un fin claro y sobre todo me temo que su origen se intuirá conocido.
Y es que lo que ahora está en juego nunca se ha jugado en el Partido Popular, recordemos que Mariano fue designado a dedo. Así que es fácil intuir que el objetivo de alguno de los que corran en la carrera será posicionarse cara al voto de los afiliados y ante esto mucho me temo que esa guerra interna producirá mucha casquería en la que el principal peligro puede provenir de dentro.
Personalmente pienso que el Presidente Feijóo debería ser el designado natural, pero a todos nos viene a la cabeza frases como “Al suelo, que vienen los nuestros” atribuida a Pío Cabanillas, o máximas como que “El adversario se sienta enfrente, el enemigo está dentro” fácilmente aplicables a la situación en que estamos.
Haría bien Alberto Núñez Feijóo en protegerse y ser estricto si decide dar un paso adelante porque a partir de ahora la batalla es a muerte y en esto último alguno/a de sus competidores/as tiene la cacha de la pistola llena de muescas.
Ante situaciones como esta y al hilo de esta carrera por la sucesión y aunque algún compañero del alma y su equipo resulten ciertamente peligrosos y hagan dudar, siempre he pensado que ante el desafío al temor sobrevenido, nada como recordar una frase de John Wayne (por cierto hoy se cumplen 39 años de su muerte) «El coraje es estar muerto de miedo pero aun así tener el valor de ensillar».
Francamente no sé si Feijóo debe ensillar para cargar hacia Génova o para alejarse hacia la puesta del sol, ambas escenas serían dignas de un Presidente autonómico ganador de mayorías absolutas en tres ocasiones y que por ello nada tiene que demostrar, que además es quien mejor mantiene la dignidad del partido hoy.
No soy nadie para recomendar a tan brillante político la decisión a tomar y menos el cuidado y la precaución que le van a ser necesarios en este tránsito, si es que quiere pujar por el cargo. Lo único bueno es que el enemigo, compañero al fin, es conocido y se le verá venir.
En ningún sitio como en el PP para encontrar plena explicación a eso de las victimas colaterales, muchos son los caídos en el pasado. Pero si de verdad se quiere representar una etapa nueva, una renovación real, una refundación del partido con más credibilidad de España eso debería de acabar y para ello nada como que llegue alguien nuevo que ponga orden, que sepa ganar, que haya sido presidente autonómico y, sobre todo, al que el partido o al menos su mayoría quieran y admiren, pongamos que hablo de Feijóo. Sí, no soy objetivo ni quiero, él es la solución del PP.
Pero hace bien el presidente gallego en dudar, o eso al menos es lo que se desprende de sus palabras ante los recién graduados de Turismo y ADE del Campus de Ourense: «A todos nos ha pasado: tener incertidumbre al acabar”. …”En muchos momentos de la vida, hay cruces de caminos y hay que elegir hacia dónde ir«. “No os penséis que los que ya hemos cumplido 50 años no tenemos dudas y desesperanzas”. El presidente duda, y hace bien.
Nada seguramente resultará como cuento y yo sería el primero en alegrarme, pero me temo que hasta en decir que me equivocaré me equivoco.
Pues eso