España se vuelve loca a base de prohibiciones. Para ser este un país que sale a la calle a poco que le apriete el zapato, los políticos de uno u otro bando llevan años cebándose con distintas regulaciones que casi prohíben hasta respirar.
Lo que antes estaba regulado por los usos y costumbres, lo que eran acuerdos tácitos entre vecinos para una buena convivencia, ahora son bandos explícitos de los ayuntamientos, de las autonomías o del gobierno.
Apenas se recordará pero en 1999 los alcaldes de Darro y Lanjarón, ambos en Granada, prohibieron la muerte a sus vecinos como protesta por sus abarrotados cementerios. Resulta que las arcas municipales no disponían de los siete millones de pesetas que se necesitaban para las obras. Y el alcalde de Darro, Blas Gómez, sorprendió entonces a sus vecinos con la insólita prohibición de morirse en el pueblo cosa que inmediatamente copio su homónimo en Lanjarón.
Fuera anécdotas en este país nuestro cada día son mas las cosas que desde hace años se prohíben, para muestra un botón: en Benidorm están prohibidos los champús y los geles en las duchas de las playas, en Hospitalet se prohíbe beber directamente de las fuentes y hacerlo puede costar hasta una multa de 750 euros y en Sevilla se prohíbe hacer rodar los barriles de cerveza por producir un ruido excesivo que también puede ser motivo de multa.
En varias playas de España esta prohibido jugar a la pelota, el frisbi, jugar con palas o volar cometas y por si fuera poco se prohíbe también bajar a dejar la sombrilla y la toalla si uno no esta dispuesto a quedarse allí y resistir hasta que lleguen la parienta y los vástagos. Por raro que esto parezca, siendo verdad, esto no son sino sintomas, manías particulares de los munícipes de turno en uno u otro sitio
Pero la maraña de prohibiciones crece a nuestro alrededor, como no podía ser de otra forma dada la hiperactividad legislativa que sufrimos y las ganas de tocar “nuestras partes pudendas” que tienen los gobiernos, especialmente los socialistas, sometiéndonos a los ciudadanos a la ley del embudo. Su punto de vista es el único que es válido y así nos va.
Que yo recuerde, el peor momento de las prohibiciones gubernamentales en los últimos tiempos probablemente se alcanzó con Zapatero, no podía ser con otro, baste recordar: prohibió fumar en establecimientos públicos, prohibió los chiringuitos en la playa, prohibió los crucifijos en los lugares públicos, prohibió la venta de bollería y golosinas en los colegios, el Parlamento catalán prohibió los toros, y Pepiño prohibió circular a más de 110 kilómetros por hora….etc
Los ciudadanos de entonces quedamos asombrados pues resultaba difícil de comprender que un Gobierno de los llamados “progres” adoptara unas medidas tan intervencionistas. «Una política de izquierdas debe mirar más por los intereses del ciudadano y sus libertades» decían los seguidores de Pablo Iglesias…el bueno claro, el de antes.
Pero es que el ahogo social y económico se ha convertido en la razón de ser de esta nueva cultura democrática progre. «Para controlar a los ciudadanos lo mejor es controlar su vida privada» comienza a ser el credo básico de esta nueva izquierda “social populista independentista”.
El culmen de este nuevo credo hasta la fecha ha sido la ocurrencia del heredero de Zapatero, un tal Pedro Sanchez, con su anuncio de prohibir la venta de coches diesel, gasolina o híbridos a partir del año 2040. Así, a partir de ese año, “no se permitirá la matriculación de turismos y vehículos comerciales ligeros con emisiones directas de dióxidos de carbono” (gasolina, diésel e híbridos), casi nada.
Con esta ocurrencia y la reacción de la patronal y los sindicatos del sector, Sánchez ha puesto a temblar a mas de 300.000 personas que son las que aproximadamente componen el total de trabajadores directos e indirectos del sector automovilístico en España.
Por si fuera poco el impacto de la subida del carburante diesel y las prohibiciones municipales populistas sobre el uso de los coches diesel en el interior de las ciudades como en Madrid, ahora la estupidez del Gobierno de España provoca las dudas de un sector vital para la economía de España y lo hace a 21 años vista, sabe Dios que será para entonces de Sánchez y de nosotros. Pero eso es lo que hace el diablo cuando no tiene trabajo, mover la cola. En este caso este lucifer patrio tiene trabajo pero ni sabe como hacerlo, ni le interesa lo mas mínimo aprender. Eso si joder, jode.
El problema de las prohibiciones no son sólo las medidas en sí, si no llevarlas a cabo en un momento en el que el número de parados todavía se cuenta en millones y la recuperación aun no es un hecho solido, muy al contrario, los primeros síntomas tras la llegada de este gobierno con sus absurdas medidas hablan de una ralentización del crecimiento y un parón significativo de la economía nacional, para mal de los de siempre.
Y es que prohibir marca tendencia en nuestro país. Los progresistas se han pasado por salva sea la parte aquel lema de mayo del 68 “prohibido prohibir”. Hoy cualquier cosa es “prohibible”, como regalar mascotas o cortarles el rabo, como prohibir las bolsas, cubiertos, platos o vasos de plástico o prohibir dar cachetes y bofetones a los niños o que en ciertos municipios se prohíba las despedidas de soltero, o cosas mas mollares como que otra ínclita, la tal Colau, prohíba las pantallas gigantes públicas para que aquellos barceloneses que quieran, puedan ver a la selección española, claro que para lo que hay que ver…
Lastima de país en el que todo es susceptible de ser prohibido. Aunque algo bueno tiene prohibir y es que se ha descubierto que un medicamento mata ingleses y gracias a Dios se ha prohibido. Menos mal, solo faltaba que se cargaran el turismo a base de Nolotil, aunque viniendo del tal Sánchez…
Pues eso