Socialismo neoliberal

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Los resultados de estas elecciones andaluzas han vuelto a demostrar que el socialismo esta en tendencia negativa. Huérfano de ideas y liderazgo, el socialismo español se ha refugiado en un líder equivocado que nunca ganó ninguna elección a la que se presentó y en el que el progresismo depositó sus esperanzas equivocadamente.

No se equivoque el lector al leer este artículo, no soy de Vox, pero confieso que alguna de las cosas que dicen las entiendo y hasta podría votarlas si no fuera porque bajo ningún aspecto mi conciencia me permitiría estar de acuerdo de varios de sus postulados. Esto es así aunque algún buen amigo, periodista de los buenos y magnifico poeta por encima de todo, diga que le preocupa mi deriva neoliberal. Pero es que un análisis objetivo de la tendencia del socialismo en Europa no deja lugar a dudas en su tendencia hacia planteamientos neoliberales, al menos en la opinión de quien esto subscribe.

La crisis de tantos partidos socialdemócratas en Europa se debe en gran medida a que en su día adoptaron esquemas neoliberales en los noventa y mutilaron su propia identidad. Quizás me esté pasando lo mismo que a estos partidos

Los partidos socialistas europeos atraviesan una crisis extremadamente profunda. Si dejamos de lado el caso de algún país nórdico, donde, en su conjunto, la tradición socialista es muy particular y la conflictividad social menos aguda podemos constatar que en otros lugares -Francia, Gran Bretaña, Italia- los partidos socialistas están de capa caída.

En Francia, la crisis comenzó a principios del año 2000 con el fracaso estrepitoso del experimento de la «izquierda plural». La aplicación de una política de recuperación económica en 1997 había sido seguida a partir de 1999 de una política de adaptación liberal contraria al programa inicial.

Simbólicamente, este cambio se encarnó en la célebre frase del entonces Lionel Jospin -«no puedo hacer nada»- justo cuando la empresa multinacional Michelin anunció superbeneficios y, a la vez, dejaba en el paro a miles de trabajadores debido a las deslocalizaciones. Ahí es donde el Partido Socialista Francés empezó a perder al pueblo.

En Gran Bretaña, el fracaso del blairismo quedó simbolizado por la propia marcha de Tony Blair. La famosa Tercera Vía no fue en sus hechos más que una adaptación sonriente y biempensante del tatcherismo basado en el desmantelamiento de los servicios públicos y la privatización generalizada. Hoy, el Partido Laborista está en caída libre y sin visos de recuperación.

En Italia, la descomposición de la izquierda socialista se produjo bajo la forma de un agujero negro que se la ha tragado. Aquella alianza en el seno del PD de los ex comunistas y de una parte de la Democracia Cristiana llevó a dos desenlaces fatales: de un lado, a la desaparición del socialismo político e ideológico del terreno político italiano; del otro, a la apertura desde hace casi 10 años de una amplia avenida electoral para el populismo reaccionario de Silvio Berlusconi. Hoy definitivamente Italia ha desembocado en en la Liga Norte y Mateo Salvini, casi nada.

En España simplemente los socialistas andan despistados, cuando no mosqueados, entre un líder nacional llegado del invierno de la expulsión de su propio partido y unos barones cazando a la espera de su mejor oportunidad con una lealtad bajo cuestión, listos para saltar a la yugular de Sánchez a la menor oportunidad. Para esto más de uno esperaba una ocasión en Andalucía pero la riada del hartazgo se ha llevado también a la principal opositora del advenedizo presidente y Susana se ha despeñado en lo profundo.

Mientras la ideología se difumina a lo largo del partido socialista entre discusiones, odios y luchas interinas se les ha colado a los socialistas un no votante, que harto de tanta inoperancia, no ha ido a votar y les ha dado la espalda. La tradicional lealtad del voto surgido del corazón y el estómago de los socialistas se ha roto por mor de la hartura de tanto postureo del Presidente en permanente viaje y de su incomprensible lealtad a los secesionistas que mientras lo asfixian a él y a sus 84 diputados cabalgan insultando al país y agrediendo a cuantos se declaran españoles en su propio país.

La izquierda socialista ha perdido conceptos, métodos y visión para entender el mundo y actuar. Tiene cada vez más dificultades para diferenciarse cualitativamente de los conservadores. Además, esta falta de proyecto no puede ser enmascarada por una retórica de defensa de los «valores». Porque si la izquierda sigue creyendo en sus «valores» (de solidaridad, igualdad, libertad y tolerancia), también es cierto que desde hace mucho tiempo los invoca tanto más fácilmente en la oposición que cuando llega en el gobierno.

Lejos de que esto sea bueno, creo que la situación del socialismo en España es mala para la democracia. España y Europa necesitan contar con el contrapeso necesario de un partido socialista fuerte pero honestamente creo que la victoria del liberalismo en estos últimos años no sólo ha sido económica sino , sobre todo, ideológica y cultural.

Pues eso

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