¿Cuántas justicias hay?

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Desde el mayor desprecio por la compasión, Bolinaga retuvo a José Antonio Ortega Lara durante 532 días en un inmundo y minúsculo zulo en el que la humanidad no tenía cabida. Nada que ver con las dimensiones de su celda que, ante semejante agujero, podría pasar por un palacio.

Dicen que los torturadores del funcionario de prisiones se negaron a confesar dónde se encontraba el zulo. «Que se muera de hambre», llego a responder Bolinaga a la Guardia Civil

Este asesino y torturador recibió una condena de 224 años de cárcel. Bolinaga fue condenado a 32 años por el  secuestro de Ortega Lara, a los que sumó otros 14 por el cautiverio de Julio Iglesias Zamora y 178 años más por el asesinato de dos guardias civiles.

Cuando cumplía el 15º año de condena se le detecto un cáncer cuyo grado de gravedad provocó un debate nacional pero que finalmente resolvió la Justicia española con benevolencia, mas que la que el asesino etarra había demostrado con sus víctimas y -en contra del criterio de la Fiscalía y de algunas asociaciones de víctimas- decretó su tercer grado y puesta en libertad.

Bolinaga aún vivió dos años y cuatro meses más desde su excarcelación.

Zaplana tan solo esta investigado.

La investigación judicial del llamado caso Erial sigue en curso. Su imputación por supuestos delitos de cohecho y blanqueo de capitales alcanzó no solo a Eduardo Zaplana sino también a su esposa y esa imputación llegó en un momento extremadamente delicado para ellos. Al mes de la imputación a Rosa Barceló, esposa de Zaplana, le diagnosticaron un cáncer, una enfermedad contra la que su marido lucha desde el 2015.

En nada son comparables ambos casos: Zaplana aún esta siendo investigado y Bolinaga era un condenado por asesinato y secuestro. Zaplana no ha matado a nadie y todo esta bajo sospecha, Bolinaga mato a dos guardias civiles y secuestro a dos personas y por ello recibió una condena de 224 años. Zaplana no tiene las manos manchadas de sangre mientras Bolinaga se baño en la de dos guardias civiles.

Pero la mayor de las diferencias y quizás la mas cuestionable, por no llamarlo de otra forma, es que Bolinaga recibió los beneficios de un tipo de justicia que cedió ante criterios de humanidad mientras que Zaplana recibe el castigo de esa misma justicia leída de diferente manera, una que nada sabe de la compasión que liberó a Bolinaga.

No puedo por mas que asombrarme. Probablemente como la mayoría de mis conciudadanos de buena conciencia y sentimientos.

Ante semejante situación cabe preguntarse si es que la justicia no es univoca, si la ley no es tan clara como parece y si todo queda a un criterio interpretativo de quien juzga o investiga. Cabe preguntarse si es que el criterio personal prima sobre las decisiones judiciales.

La justicia no debe ser benévola o cruel, tan solo tiene que ser eso, justicia. Pero cuando el agravio comparativo, en depende que sumarios, se hace costumbre es cuando al ciudadano le entran las dudas y comienza a pensar que esto de la justicia no resulta, al final, tan justo.

Resulta ya escandaloso que los sumarios declarados “secretos” no lo sean y que todo periodista con “contactos” tenga acceso a ellos y las investigaciones declaradas secretas se conviertan en titulares, incluso antes que los conozcan los propios investigados. Ya no hay sorpresa en ello, en este país ya todo el mundo sabe que nadie hará nada por cambiar esta injusticia.

Hoy abogados e investigados saben que los sumarios se resuelven mucho antes en la opinión pública que en los juzgados. Hoy el ojo público sentencia antes que la ley, somos un país metido en la vorágine de un eterno Sálvame judicial en constante escudriñado de vísceras, muchas veces inexistentes.

Pero en casos como el de Zaplana llama la atención la inalterabilidad de la jueza y la fiscal. Ambas han negado constantemente el criterio de los médicos e incluso negaron la visita en el hospital al propio arzobispo Cañizares y al capellán de la prisión el día de Nochebuena quien sabe si la juez veía en ellos miembros de una “banda organizada” o una especie de “correos” camino de un paraíso fiscal, en cualquier caso ridiculo.

Hay que respetar las resoluciones de la justicia, pero lo que esta pasando con ciertas cosas en el tema Zaplana parece ya cicatería, incluso hay ya quien se atreve a ver en ello prevaricación.

Lo último de lo acontecido en este tema llama aún mas la atención pues la jueza ha llegado a decir, para justificar la no salida de la cárcel, que “en los paraísos fiscales también hay hospitales”. Comentario tan innecesario como absurdo.

 Poco o nada sé sobre leyes y justicia, nunca les presté la menor atención, por eso seguro que manejo un criterio equivocado, pero sin buscar la compasión en la justicia y en quien la aplica, si me llama la atención la falta de sentimientos en algunos seres humanos.

Quizás es que como dice la vicepresidenta de gobierno de forma absurda sobre  Sánchez, en ciertas personas caben dos formas de hablar y de pensar, la pública y la personal, y nada tienen que ver una con otra. En este caso pareciera que la juez tuviera esas dos caras, es decir que en la misma persona hay un juez que piensa en términos legales y otra en términos personales. Lastima que tanto en una como en otra la compasión y la humanidad brillen por su ausencia.

Pues eso

 

 

 

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