No pudo ser Ícaro para asaltar los cielos porque se le quemaron las alas al acercarse al sol. Pensó en ser Napoleón pero le sobraron batallas y le faltó verdad y argumentos reales. Le sobraba ego y orgullo. Tuvo su 18 de Brumario, pero su prepotencia le impidió dar un Golpe que descuajeringara la historia.
Cambió de rumbo, buscó por otro lado. Se imaginó siendo Apolo pero volvió a derrumbarse su sueño por no tener belleza. Tampoco Cíclope, pues le sobraba un ojo. Ni qué hablar de ser Cerbero pues tenía tan solo una cabeza.
Pablo Iglesias no tenía virtudes reconocibles y aun así se hizo un hueco en el firmamento político pero, no tenía nada que ofrecer mas que promesas vacuas y titulares vacíos para Twitter. Era espuma, ni siquiera era algo más de lo que se veía y petó. Tan pronto su ego trató de imponerse, el tipo de la coleta dejó al descubierto su verdadero ser y de querer ser el centro de sus círculos podemitas, pasó a no ser nada.
No pudo ser un visionario político como creyó que podría ser, porque no le interesó el principio fundamental del universo democrático español y además le sobraban halagos a Chávez y Maduro por lo que jamás tuvo forma de acceder a la escuela de Clístenes. La democracia para el apenas era un vehículo una herramienta para llegar al poder.Como nada pudo, Pablo inició un viaje acercándose al pasado socialista más reciente creyendo que sería más fácil encontrar un personaje manipulable donde poder alojarse, por ejemplo Sánchez, y así lo hizo. Tanto se acercó que se convirtió en el Rasputín del presidente, pero el oficio le venía grande y se convirtió en zar acomodado en su dacha de Galapagar.
Por imposible que pareciera intentó ser Franco, por un rato, pero enseguida se dio cuenta que para eso, le haría falta un Guernica y de eso ya no hay, gracias a Dios.
Una mañana, Pablo cansado de tantas frustraciones, eligió ser padre y asumir un retiro al que la ley le autorizaba y nuevamente fue invadido por una terrible sensación de fracaso.
Una mañana despertó con miedo de quedar ensartado en las puntas de las estrellas del firmamento populista que le acompañaron en su particular gran marcha “a lo Mao” y que decían cumplir el papel de custodios del partido, pero aquellos saltaron de su oscurecido cielo podemita buscando ser parte de promesas más atractivas o eso creen ellos.
Pablo y su proyecto ultrapopulista se deshacen a una velocidad de vértigo. Aquel proyecto que antaño surgió para encarar las elecciones europeas hoy se desvanece en los preámbulos de las siguientes. Corto pero intenso ha sido el viaje. Pero aquello que surgió, dicen que para devolver la esperanza a cierta parte de los españoles castigados por la crisis y la austeridad, hoy no es mas que un sueño incompleto, una pesadilla corta, según se mire.
A fuerza de que algunos no paguen la seguridad social a los empleados, otros en mascaren sus ingresos a la Hacienda pública, otros obtengan plazas en universidades a dedo, y finalmente el gran líder, el sumo sacerdote, se compre una Dacha en el noroeste de Madrid permanentemente vigilado por las fuerzas de orden público, esas a las que el líder se enfrenta en las manifestaciones, a fuerza de eso y mucho más Podemos se deshace en los sondeos e Iglesias se desvanece entre las sombras de su ambición.
Por si fuera poco, su universo chavista imaginado se precipita hacia el abismo abrupto y la desaparición. Su admirado líder, dice que ahora ya no lo es, se ve acosado por las democracias del mundo y su modelo de sociedad, aquel al que tan intensamente se entregaron él y sus comandos comunistas para aconsejar y asesorar, ha resultado ser un fiasco de miseria y hambre que engulle a su pueblo.
Así que Pablo finalmente tomo ejemplo de Cronos que era el más jóven de los Titanes, hijos de la Madre Tierra y Urano. Urano, odiaba a sus hijos y los escondió en la Madre Tierra causándole gran dolor. Como venganza fabricó una hoz para Cronos y le convenció de que diese muerte a su padre. Cuando cumplió su deseo, se desposó con su hermana Rea, pero temeroso de que sus propios hijos se levantasen en su contra, se los tragaba en cuanto nacían: primero Hestia, luego a Deméter, Hera, Hades y Posidón. ¿Les suena?.
Y así aquellos jóvenes que lucieron tan bien en el escenario de Vistalegre fueron cayendo uno tras otro engullidos por los celos de Pablo y los consejos de Irene.
Pero Pablo debería mirar a partir de ahora hacia atrás y hacia abajo, debería recordar que la derrota final de Leónidas de Sparta no la indujo uno de los suyos sino que la provocó la deslealtad de Efialtes de Tesalia, el tullido que decía querer ser parte de su ejército pero que abrió camino a Jerjes para la destrucción final del ejercito espartano.
Pero bien mirado Pablo no es Leónidas, ni se le acerca, pero Efialtes…¿quién será Efialtes?
Pues eso