Hitler murió enganchado al cristal

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Las dictaduras son la forma de gobierno más repudiable que pueda existir. El poder absoluto genera una sensación de invulnerabilidad que provoca que los dictadores pierdan cualquier sentimiento de honestidad o fragilidad y muy por el contrario afloren en ellos los vicios mas abyectos que el ser humano pueda tener.

Cada dictador tiene su secreto y cada uno de ellos, o ellas, tiene vicios ocultos que conviven con la injusticia o que estimulan su crueldad. Ejemplos no faltan, a Gadafi le gustaba llevar en sus viajes un cortejo de vírgenes guerreras, Idi Amin practicaba el canibalismo y Kim-Jong-iltenía un ejército de esclavas sexuales y gastaba 700.000 dólares al año en coñac mientras obligaba a su país a la hambruna más mortal.

Hablar de Hitler y el Tercer Reich pareciera no tener misterio alguno, no en vano son dos de los temas más abordados y contados de la historia moderna. Pero, al hilo de vicios y degeneración de los dictadores, hay un dato del que hasta ahora apenas se había hablado y que había pasado casi inadvertido, pero que parece marcó la vida del dictador nazi y que según la mayoría de los historiadores está confirmado.

Hitler no era tan solo el Führer sino que también era un adicto consumado cuyas venas estaban casi colapsadas para cuando se retiró a su último búnker en Berlín. La relación de Hitler con las drogas incluía la cocaína, la heroína, la morfina y, sobre todo, las peligrosas y altamente adictivas metanfetaminas y fue algo que le acompañó a lo largo de su locura.

Al final Hitler prácticamente dependía para vivir de una metanfetamina en particular, fabricada por los nazis en 1937, con el nombre comercial de «Pervitin» y que jugó un papel estratégico en la velocidad y crueldad con que las Waffen SS se manejaban en cada escenario de guerra en el que intervenían. Esta pervitina era lo que hoy llamamos “cristal” la droga más cruel con el ser humano y que más muertos causa al año en el mundo.

La metanfetamina es una droga blanca y cristalina que se consume esnifándola, fumándola o inyectándosela con una jeringuilla. Algunos incluso la toman por vía oral, pero todos desarrollan el mismo fuerte deseo de continuar consumiéndola porque la droga crea una sensación falsa de felicidad y bienestar, una ráfaga (sensación fuerte) de confianza, y sobre todo una altísima tasa de hiperactividad, energía y disminución de apetito que generalmente dura entre seis y ocho horas, pero pueden durar hasta veinticuatro horas. La droga ideal para cuando quieres que un ejército permanezca en estado de alta actividad por un tiempo prolongado, eso sí, los mandos han de tener pocos escrúpulos, mejor ninguno, pues a la larga puede matar a sus soldados.

La pervitina (cristal) fue la droga más popular en la Alemania nazi y se dispensaba sin receta en todo el país. Desde el principio de la “Blitzkrieg” (la guerra relámpago) se le suministraba al ejercito nazi de forma gratuita sin advertencia alguna. Se les regalaba y se inducía a su consumo como si fuera un suplemento vitamínico que les ayudaría a mantener la moral alta y el ritmo que la guerra les exigiera sobre todo en los primeros años.

Bajo el efecto del “Pervitin” los soldados disparaban sin pensar, adictos hasta las cejas no respondían a ningún sentimiento humano. Como en el caso de la masacre de Oradour Sur Glane en Francia en la que la 3.ª Compañía del 1.er Batallón del Regimiento Der Führer, de la División SS Das Reich de las Waffen SS al mando de Adolf Diekmann y Otto Khan arrasaron y asesinaron a toda la población camino de Normandía.

En total, en aquella orgía de maldad murieron 642 personas, contabilizándose 190 hombres fusilados y 245 mujeres y 207 niños ametrallados y quemados en la iglesia, casi todas las personas presentes en la población, qué además vio destruída la mayor parte de sus edificios. Hoy Oradour permanece en el mismo estado que quedó como recuerdo de la crueldad y el horror allí desatado.

La historia de amor entre Hitler y las drogas comienza durante la era de la República de Weimar, cuando la industria farmacéutica alemana estaba en auge y el país era uno de los mayores exportadores tanto de opiáceos, como morfina, y cocaína.

En 1936 Hitler conoce a Theodore Morell, quien se convirtió en su médico personaly fue pieza clave en el uso de las drogas del Fuhrer. Por lo que se sabe Morell empezó por ponerle inyecciones de vitaminas con las que Hitler se sentía magníficamente de inmediato,así vivió al principio.

Con el tiempo y en concreto en otoño de 1941 cuando la guerra contra Rusia comenzó a ir mal, Hitler empezó a tomar hormonas, esteroides y barbitúricos.

No fue hasta el verano de 1943, cuando el Fuhrer empieza a tomar «drogas sumamente duras». En julio de ese año tuvo una reunión decisiva con Mussolini que quería abandonar a las Potencias del Eje y a Hitler esa situación le deprimía en exceso, por eso decidió usar por primera vez una droga llamada Eukodal, un analgésico opioide semisintético, un primo farmacológico de la heroína. El Eukodal que desarrolló entonces Alemania es el medicamento que hoy se llama Oxicodona yque es el causante de un alto índice de adicción en el mundo.

Finalmente, y ante el hundimiento del Reich Hitler murió en su bunker, dicen que con las venas destrozadas y enganchado al “cristal”. El hombre que quiso someter al mundo y que asesinó a tantos millones de seres humanos parece que al final no era más que un yonqui.

Pues eso

 

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