
A menos de 20 días de las elecciones generales, España se debate entre titulares sobr el éxito y la desgracia de sus distintos partidos políticos.
Con el CIS recién cocinado pareciera que el triunfo de Sánchez es incuestionable y que la bofetada del PP es inconmensurable. Normal viniendo del CIS de Tezanos.
Pero mas allá de lo esperado, lo que si resulta curioso es escuchar las declaraciones de Tezanos el día siguiente a la publicación de los resultados del CIS; “No acabo de ver que el PP haya caído tanto y Vox puede tener voto oculto”. Ni el ni nadie, y es que esta vez a la cocina de su CIS se le ha ido la mano con la sal.
Es un hecho constatado que todas las encuestas electorales, incluidas las de mejor calidad o las públicas, tienen problemas para identificar correctamente a quienes irán a votar el día de las elecciones y suelen proporcionar datos muy superiores a los que luego se producen.
Tampoco las respuestas a las preguntas de intención de voto reflejan siempre bien la distribución del voto entre los diferentes partidos.
Los sondeos aislados no son sino un arma electoral. Producen titulares y estos a su vez herramientas y argumentos para que los candidatos construyan su relato. Pero solo los tracking continuos pueden ofrecer una tendencia, una pintura mas o menos real de cómo puede evolucionar el voto en campaña, nunca el resultado final. Quien busque eso se equivoca.
En los sondeos, lo de menos son los resultados para titulares que ofrecen. Lo de mas sería meterse en las tripas de los sondeos y analizar la fuente, encuestas, target, estadísticas comparadas…etc, de donde provienen estos resultados. Muchos se llevarían una sorpresa, máxime ahora que los partidos pagan los sondeos en función de cómo de ajustados han ido con respecto a los resultados finales, tal es la sospecha y las dudas que sobre estos estudios de opinión se ha forjado, sobre todo entre gerentes de campaña. Y es que cierta razón tienen.
Muchas de las encuestas realizadas con motivo de las elecciones legislativas de 2014 en Estados Unidos fueron incapaces de predecir la amplia mayoría obtenida por los republicanos en ambas cámaras.
Tampoco los sondeos supieron anticipar la sorpresa que supuso la irrupción de Podemos en la escena política española al lograr cinco escaños en las elecciones europeas.
En mayo de 2015, los sociólogos cavaron precipitadamente la tumba política del británico David Cameron. Ningún sondeo le otorgaba un buen resultado, ni mucho menos la mayoría absoluta que finalmente cosechó con 331 escaños en el Parlamento británico.
El 26-J de 2016 evidenció una vez mas el fracaso de las encuestas electorales. No se produjo ni el ‘sorpasso’ de Unidos Podemos ni la agónica lucha del PP por mantener el 30% de los votos que se les auguraba. El descalabro de las encuestas electorales entonces fue mayúsculo.
Esto se debe a varios motivos. El primero es que una parte importante de los entrevistados no responde a la pregunta de a quién piensa votar. En los barómetros del CIS antes de Tezanos, por ejemplo, el porcentaje tradicional de no respuesta a esa pregunta oscilaba entre el 15% y el 30%, una cifra muy superior a las que presentan otras preguntas. Es más, el porcentaje de personas que no revela su opinión electoral se dispara justo en los meses previos a la celebración de los comicios.
Otra razón que explica los abultados fallos de las encuestas electorales es que es habitual que las muestras obtenidas –es decir, el conjunto de las personas entrevistadas– representen mal a abstencionistas, indecisos y votantes de los distintos partidos. Un ejemplo de ello es que en España los datos brutos de las encuestas (antes de pasar por la famosa ‘cocina’) tienden a infrarrepresentar a los votantes del PP.
Y es que el famoso voto oculto al PP es cierto, proverbial y muy alto y no dudo que en estas elecciones les pasará lo mismo a VOX. Decir abiertamente que se vota a la derecha, parece que corta a mucha gente a la hora de responder a una encuesta. Además cabe preguntarse si en las respuestas a los sondeos, el votante de derecha menciona su preferencia por CS para evitar decir otra opción de derecha real, todo es posible.
Los sondeos van a fallar cada vez más debido a que la realidad política es cada vez más compleja, y la muestra de un sondeo es prácticamente la única materia prima con la que cuenta un analista electoral y no hay nada que pueda sustituirlo. Aunque empresas como Cambridge Analitics haya desarrollado formulas y algoritmos en base a las redes sociales con los que trabajar, pero eso resulta muy caro, demasiado para las cmapñas electorales españolas.
Aun así las encuestas influyen más de lo que se creen los políticos y los periodistas, pero no tanto en el voto sino en las expectativas. Quizás sirva para aclarar este hecho destacar que los partidos políticos encargan más sondeos cuando están más arriba en los mismos. ¿Buscando certezas? Quizás.
Por eso ojo con los sondeos y las expresiones de éxito. Toca prudencia y máxime en estos tiempos tan revueltos. De lo que no cabe duda, por increíble que parezca, es que Sánchez subirá en voto, la duda esta en saber si gobernará o no.
La explicación sobre esta subida del voto al peor presidente de la historia democrática de España hay que buscarla en una frase que un día, hace tiempo, me comento un famoso sociólogo: “España tiene el corazón a la izquierda y la cartera a la derecha” y cuando prima el corazón lo imposible se hace posible.
Hoy, por lo que sé y oigo, el votante socialista esta por “vengar” lo sucedido en Andalucía y como si del 36 se tratara esta en la creencia de tener que parar lo que llama el fascismo de VOX. Ese llamado al combate parece que le esta rentando a Sánchez en los sondeos, pero como digo…
Otra cosa será que gobierne, eso ya lo veremos.
Pues eso