
Unos dejan los móviles fuera de la sala en la que se van a reunir. Otros simplemente los apagan o los depositan bajo su trasero. Hay quien deja salas de sus compañías sin cablear o simplemente son salas en las que no hay ordenadores ni teléfonos fijos, otros simplemente han vuelto a comprarse teléfonos de las primeras generaciones, sin GPS, para evitar ser pinchados o detectados. El caso es que nadie se siente seguro en el mundo empresarial o político pues, de una u otra forma, se tiene consciencia de estar vigilado.
La psicosis de estar siendo escuchado, con o sin permiso judicial, se ha expandido por el tejido empresarial y político patrio y tiene de los nervios a los ejecutivos y políticos españoles. Pero aun siendo así, este no es un estigma español, en todo el mundo se invierten cantidades ingentes en sistemas de contramedidas o de seguridad intentado proteger la privacidad de la manera mas eficiente.
Hoy cualquiera puede ser vigilado por su policía, su gobierno o su justicia. Pero lo que es peor es que aun así has de confiar ciegamente en que esa labor se realiza bajo supervisión judicial, no cabe otra, no puedes desconfiar, aunque casos como el de Villarejo dejen al descubierto que no todo se realiza de forma limpia e impecable y que existe un submundo, las cloacas, que penetran en nuestras vidas como y cuando les interesan y eso, lamentablemente, pone en cuestión el sistema y a quienes lo utilizan.
Como siempre, el miedo legitima las maniobras de los Gobiernos que en tiempos de calma habrían causado una enorme alarma social. Y es así que al calor de los ataques terroristas, reales y potenciales,un día descubrimos que el Ministerio del Interior ponía en marcha Evident X-Stream, una herramienta de espionaje que sustituía al sistema SITEL,aquelcon el que Rubalcaba amenazabaa Carlos Floriano con aquello de “Yo oigo todo lo que dices y veo todo lo que haces” pero que se había quedado obsoleto ante plataformas como WhatsApp, Facebook y Skype.
Lejos de tecnicismos este sistemaes probablemente el más completo y puede rastrear cualquier actividad: desde capturar llamadas telefónicas y conversaciones a través de IP a leer SMS, conversaciones de chat, recoger las páginas web visitadas, foros de internet, archivos descargados de la red, e incluso leer los viejos faxes, y todo en tiempo real. Y sí, por supuesto, también puede leer comunicaciones seguras y cifradas.
Lo curioso de esta herramienta en manos de las Fuerzas de Seguridad del Estado es que fue desarrollada por la empresa de ciberseguridad ETI Group, adquirida en 2011 por BAE Systems, el segundo mayor contratista militar del mundo: una multinacional británica que ha recibido innumerables acusaciones por parte de organizaciones contra el tráfico de armas debido a sus ventas a países como Indonesia, Arabia Saudí y Zimbabue.
Bae Systems han sido acusados de soborno por sus negocios en Arabia Saudí a través de los contratos de Al-Riyadhy. Durante mucho tiempo se les acusó de dedicarsea espiar a los miembros de Campaign Against Arms Trade (CAAT), una ONG británica que trabaja por la abolición de la compraventa de armas y hace años regalaron un millón de libras a la familia Pinochet. Todo sea por su seguridad, la de ellos no la nuestra.
Es evidente que el futuro no es como lo habíamos imaginado, es infinitamente peor. Mas allá de las fantasías de George Orwell el gran hermano existe en la realidad y te vigila, no dudes, porque Orwell no se acercó ni por asomo a la evolución de la vigilancia del Estado o de la Justicia. En una cosa sí acertaron: los malos que justifican esta vigilancia y rotura de nuestra intimidad, así sin matices, siempre son otros.
Lo mas gracioso es que se supone que el objetivo del spyware, así se puede llamar a los sistemas en general, es ayudar a los gobiernos a detectar y atrapar criminales mediante la identificación de amenazas en sus aparatos, y sí para eso también se usan. Pero es fácil deducir que los gobiernos, tarde o temprano, se ven tentados a usarlos para seguir a activistas, periodistas, otros políticos y a sus enemigos personales; bueno, a todos en realidad.
Hoy el sistema total se llama Pegasus y es el espía definitivo contra los smartphones. Le basta un mensaje de texto o whatsapp con un enlace, un click en él y la infección es incontrolable. Este spyware puede encender la cámara y el micrófono del dispositivo, acceder a las contraseñas, agenda de contactos, las entradas del calendario, a los mensajes de texto y llamadas de voz de las aplicaciones de mensajería móvil más usadas.
Pegasus solo puede ser comprado por gobiernos y su uso restringido a espiar a sospechosos de pertenencia a redes de crimen organizado o terroristas. Sin embargo, se ha documentado que muchas de las agencias de seguridad que lo han adquirido lo han usado ampliamente contra periodistas, activistas y miembros de ONG.
Definitivamente el futuro no es como nos lo habían contado. La farsa de la guerra asimétrica contra el terrorismo ha legitimado muchas cosas pero aún no ha llegado a calar en nuestro pensamiento; aunque, a buen seguro, sea BAE Systems o Academi, Google, Facebook, Cambridge Analytics o Apple, ya han desarrollado el algoritmo o el biodata adecuado para llegar hasta donde ni Stalin, ni Salazar, ni Castro, ni Maduro llegaron.
Visto esto un consejo querido lector, como dijo Julian Assange “Todos deberíamos comprender que cuando agregamos a amigos a Facebook, estamos trabajando gratis para las agencias de inteligencia creándoles bases de datos.” Lo que hagan después con ellas…eso amigo mío solo lo sabe Dios…o aquel que le espía.
Pues eso