Fascinados o hartos no cabe la menor duda de que Greta, la niña tiene nombre de huracán, es una cría que se ha salido de la realidad de su edad. Personalmente creo que necesita un lexatín o cambiar de padres, pero me da que esta nueva, aleccionada y manejada activista contra el cambio climático sigue mas las instrucciones de sus progenitores y sus espúeros intereses que lo que le dicta su apenas estrenada inteligencia.
Greta Thunberg, es una estudiante de 16 años conocida en Europa desde hace un año y que en Estados Unidos saltó a la fama hace nada. Muchos estadounidenses la vieron por primera vez cuando apareció en el Daily Show de Trevor Noah. Allí, explicó con su rictus serio y ensayado que al mundo le quedaba muy poco tiempo, más precisamente ocho años y medio, porque al 1º de enero de 2018 solo restaba por quemar 420 gigatoneladas de dióxido de carbono. Ahora, según ella, solo quedan 360 y en ocho años y medio el presupuesto se agotaría si se mantiene el nivel actual de emisiones.
La sobreactuada activista climática no se relaciona bien con la ironía de los programas de televisión estadounidenses. Cuando le preguntaron cuál había sido su impresión de Nueva York al llegar en el barco Malizia, respondió que olía mal.
Su falta de gracia y su permanente cara de mosqueo seguramente tienen que ver con el síndrome de Asperger (condición de la cual ella habla abiertamente) y con conocimiento de causa.
Esta niña y sus supuestas cualidades son usadas profusamente como banderín de enganche por el nuevo movimiento ecologista radical, un colectivo que habla de modo amenazador y que sostiene argumentos y objetivos apocalípticos
Sin embargo lo mas revelador de todo es la frivolidad con que invitan a esta histérica criatura a foros tan serios como la Conferencia Mundial sobre el Clima en Katowice (Polonia) en diciembre de 2018, el Foro Económico Mundial de Davos, las manifestaciones de Nueva York y Washington, la visita a la Casa Blanca de Barack Obama, su aparición en el Daily Show o su discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 23 de septiembre. De locos es dar carácter de autoridad a esta púber gritona en permanente bronca con el mundo.
Por si fuera poco España, por decisión de su líder supremo el ínclito Sánchez, decidió no hace muchos días asumir la Conferencia Mundial sobre el Clima que Chile, convulsionada con los problemas de la revolución en las calles de su izquierda radica, y lo primero que hizo el ser supremo español fue invitar a la niña histérica.
Ni mas ni menos que Sánchez ese hombre contaminante que gusta de ir en Falcon a los conciertos, a las bodas de los cuñados en helicópteros, o en coche oficial a mear…
¿Qué dirá Greta cuando lo sepa? ¿Qué broncazo le espera al susodicho cuando esta niña imberbe se entere de tantos humo repartido por su anfitrión? Menuda le espera al “reflejo de la voluntad popular”. Lo mismo la niña se pasa tres el protocolo por salva sea la parte y le suelta “las frescas” que el resto de españoles estamos deseando soltarle al inquilino monclovita. En fin en Greta deposito mis esperanzas.
Esta veneración hacia Greta Thunberg parece guardar similitud con esos fenómenos asociados al despertar de una religión. Pero este, creo yo, no es un problema de ella. Es, por el contrario, un problema de la gente y de los medios de comunicación que se tragan sus gritos y reaccionan a su acción y sus palabras.
Mientras, el espectro político del ecologismo en gran parte de la izquierda, se aprovecha de este nuevo fenómeno del vocerío climático. Poco le importa a esta gente su minoría de edad si con ello les da titulares y portadas. La izquierda una vez mas sabe como manejar el marketing y si no me creen pregúntenle a Sánchez y si visir Iván Redondo. Verán, ya verán el partido que le sacan estos dos de la visita del “terremoto climático.
Ahora bien según se sabe detrás de la joven sueca se esconden un padre (y madre) ecologistas fanáticos y los lobbies del «capitalismo verde». Más concretamente, We Don’t Have Time AB, una empresa sueca para proyectos ambientales fundada en 2017 por el especialista en relaciones públicas Ingmar Rentzhog, que dio amplia cobertura a las huelgas escolares que Greta Thunberg realizó en 2018.
Curiosamente el 27 de noviembre de ese año, We Don’t Have Time AB anunció una emisión de títulos en la bolsa y en el folleto publicitario la empresa mencionó a Greta 11 veces. Por razones “obvias” a comienzos de este año, ella y su familia aseguraron que ya no mantienen contacto con la empresa. Pero no son pocos los que apuntan al inefable George Soros, el fantasma de la alternativa global, como el posible financiador o testaferro de la fortuna de Greta. Poca cosa… algún dinerillo para pagar los estudios de la niña, si es que alguna vez se decide a hacerlo.
Sin embargo déjenme que haga un paréntesis. Estoy convencido que es verdad que el problema del cambio climático, lejos de la histeria de personajes como este, existe. Si no se toman medidas reales y concretas para enfrentar la actual situación, los políticos estarán actuando de forma irresponsable y en esto las naciones ricas tienen una obligación mayor a la hora de reducir las emisiones más rápidamente
Creo que las medidas de protección climática deben adoptarse de la forma más amplia, rápida y eficaz posible, a fin de alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC, De lo contrario el problema no lo tendremos nosotros sino nuestros hijos y sus hijos y los hijos de sus hijos.
Pero flaco favor hace esta sociedad a la concienciación del mundo sobre el problema si se deja este tema en manos de una adolescente de apenas 16 años o de esta conspiración de fanáticos que hablan de la protección del clima como si de una pura tontería apocaliptica se tratase.
Pues eso
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