
Algo deberíamos haber intuido en julio de 2019 cuando el argentino Pablo Echenique, no teniendo ni puñetera idea de lo que pasó en Euskadi y en España, afirmaba que se había sobredimensionado la queja por el recibimiento en olor de multitudes a los asesinos de ETA excarcelados en sus respectivas localidades. Entonces quedó claro que lo que estaba sobredimensionada era la estupidez del “gaucho”.
Pero lo sucedido con el famoso papelito de la derogación de la reforma laboral, a oscuras y con nocturnidad, deja meridianamente clara la admiración de algunos de los que hoy se dicen demócratas por los cachorros de los del tiro en la nuca, a la vez que mandan al olvido interesado los dramas vividos, los compañeros asesinados, y el sufrimiento de una nación por cuenta de unos miserables mafiosos.
Decir la verdad sobre ETA sigue siendo arriesgado, estos seres despreciables aun no ha digerido bien esto de vivir en democracia, pero les va bien el chollito que se han buscado, este de vivir gobernados por un presidente necesitado de pactos continuos. El apoyo que tienen los abertzales en el País Vasco es menor, pero la rentabilidad que le sacan a eso es enorme.
Y es que vivir al calor del ansia de Sánchez por mantenernos en este permanente estado de alarma, que tan bien le viene al de la Moncloa para gobernar sin que nadie le tosa, le corrija o le pida cuentas, permite a los filo etarras avanzar como jamás imaginaron desde la llegada de la democracia. Y es que su sueño de “secuestrar” a toda España se les ha hecho realidad gracias a este estado alarmante.
El peligro de estados de alarma como este en el que nos ha metido Sánchez, es que pueden llegar a convertirse en un justificante interesado para que decida adjudicarse poderes desmesurados que reduzcan los derechos civiles y democráticos de los ciudadanos, como parece estar quedando claro que sucede en España.
Las prohibiciones de viajar, las órdenes de quedarse en casa y los cierres de negocios fueron necesarios durante un tiempo para controlar la expansión de la pandemia y frenar la saturación de las UCIS. Pero hoy se han convertido en una excusa perfecta para pedir y pagar favores entre CCAA y entre partidos afines
Estas restricciones que el gobierno de Sánchez promueve bajo la idea de estar destinadas a proteger a las personas empiezan a evidenciar que están mas bien diseñadas para reducir nuestros derechos, suprimir la disidencia y, en cierto modo, consolidar en el tiempo un cierto poder autoritario.
Esta pandemia está dejando claro el corto compromiso que el gobierno de Sánchez/Iglesias tiene con las libertades civiles, la democracia y los ciudadanos, mientras incentiva su interés personal y político por dilatar esta irregularidad institucional, ahora incluso pasando por encima de la memoria de las víctimas de ETA y de sus propios compañeros asesinados.
Digamos la verdad, en el país vasco se puede votar PSOE, Cs, PP o VOX en San Sebastián, Bilbao o Vitoria, pero en cierto pueblos hay que tener mucho cuidado de que los encargados de la mesa electoral no tengan órdenes de marcar su voto para después comunicar a los filo etarras la opción elegida. Todavía en algunas localidades del País Vasco y Navarra, o les votas a ellos o ya se puede usted marchar del pueblo antes de que le hagan la vida imposible.
La democracia aun no ha alcanzado a estos que pactan con el PSOE. Los modos, los modos violentos, permanecen entre los del pendiente y el pelo recortado. La violencia, esa que no se nota pero se siente, sigue siendo el argumento válido de los Bildu etarras, si no que se lo pregunten a Idoia Mendía, claro que ella lo soluciona cocinando con Otegui en cualquier choco un día de estos.
Quiero tender a pensar que Sánchez no es tonto, o al menos no tanto como para ser el responsable de la patochada del otro día con la firma de Lastra, Echenique y Aizpurúa. Quiero pensar que entre la “sin oficio ni beneficio” de Lastra, el “impresentable” Echenique y la “filo etarra” se pasaron con instrucciones de Iglesias por salva sea la parte a los socialistas, tanto en el Gobierno como en el partido, e hicieron de su capa un sayo. Y que una vez metida la pata a destiempo, al impresentable de la Moncloa le pareció bien hasta que llego Calviño, gracias a Dios
No se sabe muy bien si el socialisto moclovita es tonto o listo, pero lo que si está claro es que no es fiable. En tiempos en que la confianza sobre quien está al mando se hace vital, tenemos al peor presidente y gobierno de la historia democrática de España.
Ahora, cuando más se necesita que exista una seguridad jurídica, social y política en España para poder salir adelante, este país tiene por gobierno la mayor colección de inútiles por metro cuadrado, que eso sí, como toda solución pide cada 15 días la confianza para ampliar su estado alarmante.
Por esto y por tantas cosas más, es urgente limitar el periodo de uso de este estado de alarma y devolver al país a su estado democrático natural.
Y es que, para un presidente como el nuestro con una mayoría tan frágil como inexistente, con tamaña mochila de muertos por mor de un virus y de su incompetencia en la gestión y con un número inmenso de causas pendientes de ser presentadas ante la justicia por parte de los ciudadanos, “gobernar por decreto y sin control parlamentario” se puede volver una peligrosísima costumbre para un tipo que es un inconsciente sin escrúpulos.
Pues eso