Los gestores del Brexit prometieron a los ingleses que abandonar la UE no traería ningún costo económico ni ninguna pérdida para aquellos sectores de la sociedad a los que la pertenencia a Europa benefició. Pero la decisión de abandonar la UE dominará la vida nacional británica durante la próxima década, quizás más. Y es que es difícil imaginar alguna circunstancia por la que el Reino Unido pudiera volverse más pobre e insignificante. Pero así será.
Los británicos fueron engañados para votar por su “independencia”, por una trama sin precedentes de políticos sin escrúpulos, manipuladores de redes sociales, asesores sin conciencia, medios partidistas y fake news.
Aquel referéndum se ganó por menos del 2% de los votos y fue ingente la cantidad de dinero en publicidad a medida, basada en la manipulación de datos personales extraídos de Facebook y liderada por un contubernio entre la empresa Cambridge Analítica y la firma digital canadiense AggregateIQ. Ambas desempeñaron un papel vital para la victoria de la campaña oficial -Vote Leave- en 2016 que estuvo encabezada por el entonces secretario de Medio Ambiente Michael Gove y el secretario de Relaciones Exteriores, hoy premier británico, Boris Johnson.
Entre todos desarrollaron una estrategia de marketing personalizado a partir de los datos de Facebook. Una estrategia que, por nueva, pasó en un principio inadvertida y como algo novedoso, pero que resultó en una confabulación para manipular voluntades de voto de dimensiones épicas.
Recuerdo haber leído en aquel 2016 un articulo en el que claramente se explicaba que «Como cualquier otra forma de comunicación, las redes sociales pueden cambiar las actitudes y el comportamiento de las personas. Un famoso experimento realizado por Facebook mostró que ver que un amigo votó, incrementa las probabilidades de ir a votar. El hecho de que algunos mensajes sean compartidos por otros usuarios a quienes conocemos y en los que confiamos hace que sean más efectivos que si fueran distribuidos a través de la publicidad impersonal. La posibilidad de focalizar ciertos mensajes en una audiencia seleccionada aumenta exponencialmente la efectividad».
Y así es, no quepa la menor duda, el manejo eficaz de los datos que se extraen de las distintas redes sociales y que tan generosamente ceden los usuarios se convierten en extraordinarias herramientas de manipulación de voluntades.
Lo curioso es que aun escucho como mucha gente se confiesa inmune a la comunicación de las redes sociales, sin darse cuenta de que la mayoría de los actos que han realizado desde que se levantaron hoy por la mañana los han hecho guiados por la comunicación, manejada y orientada hacia el objetivo, sea este comercial o político. En definitiva, nadie creía que fuera posible tamaña manipulación, pero lo fue.
Es por esto por lo que el interrogante legal en este caso, al igual que en el de los comicios que coronaron a Donald Trump en Estados Unidos en los que también intervinieron, estribó en cómo medir el impacto real que tuvieron estas maniobras en el voto. Finalmente se pudo medir y las compañías fueron penalizadas hasta su desaparición y, solo en el caso americano, los responsables fueron penalizados.
Es por ello que hoy, al tiempo que Trump recoge sus cosas en la Casa Blanca, ha desatado una estrategia de indultos de distintos personajes que intervinieron en aquella campaña que lo llevó al poder, entre ellos se encuentran su exasesor Roger Stone, el ex jefe de campaña Paul Manafort y Charles Kushner, padre de su yerno y asesor principal, Jared Kushner. Y es que Trump no quiere muertos a sus espaldas que le puedan complicar su vida fuera de la presidencia.
Lo ocurrido en aquella campaña del Brexit revivió la política nacionalista, que en definitiva siempre gira en torno de la raza, la inmigración, el orgullo patrio y las conspiraciones.
En realidad, muchos votantes pro-Brexit tal vez no vivan lo suficiente para lamentarlo. Pero es casi seguro que lo lamentarán los jóvenes británicos que en abrumadora mayoría votaron por seguir siendo parte de Europa.
Desde el día del sí a la salida de Europa, los políticos británicos se han empeñado en tratar de llegar a un acuerdo que no arrase directamente al Reino Unido.
En este intento por pactar, la gestión del Gobierno conservador británico se ha caracterizado desde el 2016 por una acumulación de errores, planteamientos irreales y objetivos contradictorios, que ha hecho extremadamente difícil, casi imposible, la tarea de la Unión Europea de buscar una salida negociada con Londres.
El primer acuerdo pactado por la anterior primera ministra, Teresa May, fue rechazado en tres ocasiones por la Cámara de los Comunes. Hoy, el acuerdo, consensuado ‘in extremis’ ha sido aceptado por un ‘premier’ Boris Johnson desesperado por lograr un éxito. Es decir, el mismo que promovió la salida ha resultado ser un completo inútil a la hora de negociar en favor del Reino Unido como era de esperar.
El Brexit es un magnifico ejemplo de lo que son muchos políticos en la actualidad, especialmente los populistas, gente sin escrúpulos, buscadores del poder a cualquier precio, aunque el precio sea su propio país,
Esto comenzó en los años cuarenta, con Winston Churchill y su visión de Europa. Pero para describir el modo en que terminará, nada mejor que una de las frases de Churchill: «El problema con el suicidio político es que uno queda vivo para lamentarlo».
Pues eso