Fue Ilegal

Que Sánchez es un peligro latente para la estabilidad institucional de nuestro país es algo más que sabido, sufrido. El Gobierno de Sánchez es una amenaza cada vez más alarmante para la continuidad de la España constitucional.

Su permanente deriva política contra la Corona y el Poder Judicial, a la vez que enaltece a comunistas, separatistas y pro etarras como socios de gobierno, demuestra su persistente estrategia de atacar el sistema de 1978.

La última hazaña de este presidente, llamado a ser discípulo avanzado de Maduro, es su ensañamiento personal y la de sus acólitos con el Tribunal Constitucional hasta el extremo de que los propios jueces han trasladado a la nueva ministra del ramo, Pilar Llop, su absoluto y profundo malestar por «poner en duda la legitimidad del Poder Judicial»

Y es que los jueces creen que las críticas al Constitucional traslucen «el cuestionamiento continuo de las instituciones» y tienen razón. Lamentablemente esta es otra prueba de que caminamos lenta pero consistentemente a una suerte de estado a caballo entre una democracia occidental y un chavismo encubierto en el que solo el culto al líder está justificado.

A Sánchez no le gustó nada la sentencia del Constitucional sobre la ilegalidad de su Estado de Alarma. No se le da importancia, pero que el tribunal encargado de medir si las leyes y decretos están o no ajustados a la Constitución diga que el presidente y su gobierno actuaron de forma ilegal es gravísimo, en otros países sería causa de “impeachment”.

Tan grande fue el cabreo del inquilino de Moncloa que hizo que Conde Pumpido saliera a la palestra con un artículo en el que manifestaba sus razones para votar a favor de Sánchez en el comité de seis jueces que redactó el informe final contrario al gobierno.

Como sería el exceso de Conde Pumpido que días más tarde tuvo que retirar de su voto las expresiones más duras tras las protestas de los magistrados que opinaban que eran: “innecesarias e impropias”.

Los firmantes de la sentencia del estado de alarma reclamaron ante el presidente del Constitucional pues su “colega” llego a calificarles con palabras como «lego» y «jurista de salón»

Todo muy socialista, muy del gusto de Sánchez, pero imposible exculparle. Finalmente, el resultado permaneció inalterable. El Tribunal Constitucional declaró “inconstitucional el confinamiento del primer estado de alarma por implicar una suspensión de derechos más que una limitación” y además abrió un espacio para reclamar las multas impuestas por saltarse las restricciones. Blanco y en brick.

A día de hoy el Gobierno parece cada vez más empeñado en acelerar el desmontaje del orden constitucional, parapetado en la preocupación social por la pandemia. Ha aislado al Rey, está continuamente desestabilizando la Justicia, secuestró la Fiscalía, crispa la sociedad y quiere comprometer una nueva transición absurda con ERC y con Bildu.

El Estado de Derecho y la Democracia son conceptos inseparables en cuanto contienen de por sí garantías para el individuo frente a las arbitrariedades del poder. Nuestro Estado de Derecho se asienta en nuestras instituciones y entre ellas la justicia resulta imprescindible como su garante.

En este sentido resulta especialmente dolosa la estupidez de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, que afirmó en TVE que el fallo del Constitucional revelaba que hay un “problema” con la justicia y que los jueces “hacen oposición al Gobierno”.

Belarra, secretaria general de Podemos, socio minoritario del Ejecutivo, calificó de “incomprensible” el fallo y afirmó que es “una urgencia” renovar el Consejo General del Poder Judicial, órgano de gobierno de los jueces.

Lamentablemente debemos recordar que Iglesias utilizó su vicepresidencia para generar una inestabilidad política inédita, incluso justificativa de cierta violencia en las calles, es por eso por lo que cabe deducir que sus Podemos harían exactamente lo mismo con el órgano de gobierno de los jueces. Sobre todo, porque su único objetivo es socavar la independencia judicial para lograr que los Tribunales se sometan a su ordeno y mando.

El control ideológico de los jueces es esencial para los comunistas de Podemos, y por eso lo auténticamente crucial para la solidez del sistema es que no accedan a esta institución este tipo de gente para cuya renovación no se necesita de ningún modo ni uno solo de sus votos.

Pero Podemos y Sánchez quieren sacar del tablero del juego democrático a la Justicia. Su objetivo está claro; socavar las instituciones como fórmula para instituir ideológicamente un Estado de Derecho próximo al chavismo que favorezca sus intereses.

Como curiosidad quizás comentar que al hilo de estoel mamarracho de Echenique se lanzó también a criticar al Constitucional acusándole de impedir localizar la fosa del poeta Federico García Lorca el mismo día que tumbaba un estado de alarma que, enfatiza «salvó cientos de miles de vidas». «Ya puestos, que se cambien directamente el nombre a Tribunal Voxtitucional y se presenten a las elecciones», añadió este tonto a las tres en un comentario publicado en su cuenta personal de Twitter.

Triste personal adorna nuestro gobierno y los partidos que lo constituyen. Triste y absurda esta kermesse diabólica en la que tratan de meter al país para controlarnos mejor.

En fin aguardo con cierta crispación el día que veamos en televisión a Sánchez vestido con una gorra roja y una chaqueta de chándal con los colores de España, ese día querido lector, huya.

Pues eso

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