¡Se acabó el cachondeo!

Dice el poema/canción de Federico García Lorca eso de “Anda jaleo, jaleo, ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo”.

Pues ni más ni menos, eso es lo que ha pasado con el tema de la renovación del CGPJ. Mientras que Sánchez se da al chalaneo de los presupuestos de Estado y sus intercambios de caprichos con sus socios independentistas, Feijóo ha puesto punto y final.

Feijóo lo ha dejado claro, la buena voluntad de los populares por llegar a un pacto para renovar el CGPJ no puede convivir con una imposición de reducción de penas del delito de sedición que permita que los que atentaron contra la estabilidad del Estado Español salgan de rositas por encima de las resoluciones judiciales.

Y es que los de ERC, venidos a menos por efecto de Puigdemont, están débiles en su gobierno catalán y ya no braman tanto como antes, por si acaso. Pero aun así, han seguido erre que erre, con el tema de rebajar la pena de sedición.

Así que los de Rufián y compañía han llevado a la negociación de los presupuestos una «desjudicialización» que afecte no solo a los fugados de la Justicia, sino a decenas de alcaldes y cargos medios independentistas procesados por su participación en aquella charlotada del 1 de octubre, insistiendo en que esto «lo cree el 80% de la población catalana».

Y digo yo, ¿los habrán contado? O como en aquel 1-O, todo es de broma

Los presupuestos generales del Estado no son, ni pueden ser nunca, una excusa para el cambalache y el gitaneo en el que se mercadee con el dinero de los ciudadanos. Las humoradas de unos cuantos no pueden estar nunca por encima del bienestar todos.

Sin embargo, en nuestro país el manejo torticero de los presupuestos, los ha convertido en moneda de cambio para jugadores de ventaja, políticos miserables y para Pedro Sánchez.

Y es que a día de hoy Sánchez ha hecho del timo presupuestario la forma de manejar los dineros públicos sin importarle lo que de afrenta a toda España tiene su miserable negociación con sus socios independentistas.

Pero los presupuestos de este año son una bofetada, esperemos que la última, con la mano abierta a toda España.

Desde que Sánchez ocupó la Moncloa, siempre que su gobierno ha presentado presupuestos, ha surgido la misma pregunta ¿Qué ha cedido esta vez a sus socios independentistas?. Pero la realidad sobre el manejo torticero del dinero de este año tiene un común denominador, se acercan elecciones.

Además de los de ERC, todos le han llevado al emir socialista su lista de caprichos y como si de un genio surgido de una botella, Sánchez ha concedido los deseos de todos y todos le han vuelto a coronar como su amo y señor.

A Podemos, por ejemplo, ya parece claro que les ha dado la estupidez esa de la ley Trans. Un hueso para que los populistas de extrema izquierda roan y dejen de molestar durante algún tiempo. Pero visto lo visto hasta la fecha, ya veremos si cuando acaben con el hueso, lo de la ley Trans se mantiene o no.

Pero dicho esto, este capricho podemita de la ley Trans tiene poca gracia y resulta muy peligroso, pues puede llevar no solo a dañar y confundir a los chavales más jóvenes para que cuatro impresentables se mantengan en sus sillones ministeriales, sino que esta ley respalda que puedan proceder al cambio de sexo en el registro sin informes médicos ni tratamientos y en muchos casos sin el consentimiento de los padres.

Alberto Di Lolli. 08/10/2022, Madrid. Manifestacion contra la ley trans.

Por su lado los del PNV, a simple vista, parecen resultar más folclóricos y dicen haber logrado que se reconozcan oficialmente la existencia de las selecciones de Euzkadi de pelota vasca y surf. Vamos, que quieren tapar la boca de muchos vascos dándoles un caramelo chupado, vendiéndoles que por fin la tierra vasca será reconocida con perfil propio, eso sí, en deportes minoritarios.

Pero la realidad es que Sánchez ya le había largado a Urkullu 329 millones más para el cupo vasco para así suavizar tensiones por los PGE. A día de hoy hacienda ya recoge un pago ‘extra’ al País Vasco de 329 millones de euros efectuado el pasado mes de octubre como «compensación por la regularización del cupo vasco». Y lo hicieron así, por adelantado, para que no se les viera el cartón, pero cartón haberlo, hailo.

Por su parte, lo de Bildu no merece mayor comentario. Tan solo quieren sacar a la Guardia Civil del País Vasco, casi nada. De vergüenza pero se lo dará, si no al tiempo. En fin.

Y en esto estaban cuando llegó Feijóo, cansado de las mentiras y contrasentidos de Sánchez y ha dado un golpe en la mesa parando en seco la supuesta negociación. Como dice la canción de Lorca, se acabó el alboroto es decir, el cachondeo.

Según cuenta Feijóo, el cambio de posición del PSOE en lo relativo a la reforma del Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición, no es aceptable, más cuando el negociador del Gobierno, Félix Bolaños, les había trasladado “que en absoluto estaba en sus planes el acometer esa modificación“.

Vamos que a robar a la Alpujarra. Este cachondeo que se trae el ínclito Sánchez ya no es admisible y, por tanto, y como aseguran desde el PP “las conversaciones quedan suspendidas a la espera de que el PSOE decida si en el ámbito institucional quiere avanzar con un partido constitucionalista como el PP o quiere seguir de la mano de partidos que buscan debilitar el Estado de derecho y romper la unidad constitucional”.

Ya era hora.

Pues eso

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