China y el secreto mejor guardado de Kissinger

China ha pasado a ser el principal actor geopolítico actual en el mundo. Ya no cabe la menor duda de que la expansión, tanto silenciosa como oficial, del país asiático le ha fortalecido no solo hasta el punto de competir con EE. UU. sino, incluso a superarlo.

Hoy en la confrontación entre los dos gigantes ya nada trata de amenazas militares al uso, hoy las batallas son comerciales, industriales y tecnológicas y en ese contexto China ha adelantado a EE. UU. hasta el punto en que hoy la economía china equilibra y desequilibra las de la mayoría de los países occidentales

China, oficialmente, es la segunda economía del mundo y lleva años aportando alrededor de 30% al crecimiento mundial. Es el mayor socio comercial de más de 50 países y regiones y socio principal de otros 120 países y regiones.

Atrás ha quedado el tiempo donde el mundo era influenciado por una única superpotencia capaz de imponer su visión geopolítica a la inmensa mayoría de los Estados. Las relaciones internacionales hoy se producen en un mundo multipolar. China se ha consolidado como actor destacado en esta competición, siendo capaz de convertirse en la primera potencia económica mundial y desarrollando su poder de influencia geopolítico.

Hoy Estados Unidos se enfrenta a como mantener su posición hegemónica mundial ante una China y las distintas fuerzas emergentes (Rusia, India, Irán, etc.) que contemplan el declive de la otrora gran superpotencia y aspiran a reforzar su presencia en las relaciones internacionales.

Las rivalidades se intensifican y ante un Estados Unidos en declive y una Europa debilitada, China impone con calma su visión de una globalización renovada que combina hábilmente el poder blando y el duro.

Pero lo curioso es que quien abrió la puerta de occidente a China fue el propio Estados Unidos de la mano del entonces asesor de seguridad de la Casa Blanca, Henry Kissinger.

Pocos conocen como fue, de hecho, lo llaman “el viaje secreto de Kissinger” y en su síntesis, por curiosidad histórica, comparto lector el relato de aquellos hechos:

Durante una cena de Estado en Pakistán en julio de 1971, Henry Kissinger, dice sentirse enfermo de forma repentina.

Atribuye su malestar al cansancio y a los cambios recientes en su alimentación, pues lleva varios días de gira por países de Asia.

Su anfitrión, el presidente Yahya Khan, propone hospedarlo en Nathia Gali, una residencia vacacional que el gobierno tiene en las montañas, a unos 2.400 metros de altura y a varias horas de camino de Islamabad, asegurando que el clima fresco permitirá al visitante descansar y lograr una pronta recuperación.

Dos días más tarde, el alto funcionario estadounidense «regresa recuperado» y listo para culminar su gira con una última parada en París.

Esa era la historia oficial, pero no lo que realmente pasó. Kissinger no estuvo en Nathia Gali.

A bordo de la limusina que subió hacia la residencia de montaña iba, en realidad, un agente del servicio secreto ocupando el asiento del asesor de la Casa Blanca.

Mientras tanto, el presidente Khan —su aliado y cómplice— enviaba a Kissinger en un auto con su chofer privado al aeropuerto Chakala, ubicado las afueras de Islamabad, donde a las cuatro de la mañana abordó un avión civil paquistaní que le llevaría hasta China.

Ese fue el comienzo de la «operación Marco Polo» que hace medio siglo permitió entablar con el primer ministro Zhou Enlai las conversaciones secretas que harían posible el histórico viaje del presidente Richard Nixon a China.

Con ello se abrieron las puertas al posterior establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países que durante el último medio siglo ha redibujado la geopolítica mundial.

La visita de Kissinger a China fue una operación que permaneció cuidadosamente encubierta no solamente a los ojos del mundo, sino también de muchos miembros del propio gobierno de Nixon.

¿Qué los animaba a buscar un acercamiento? Que compartían un enemigo común: la Unión Soviética.

Hoy, y según progresa la guerra en Ucrania, pareciera que el balance ha cambiado y que China, en su guerra comercial, industrial y tecnológica, ha revertido sus filias y sus fobias y parece más cercano a Rusia que a Estados Unidos.

El gigante asiático sabe de la debilidad de su enemigo y no parece más interesado en el desgaste militar de Estados Unidos en su incesante ayuda económico a Ucrania que en detener el conflicto. Una parte más de la estrategia del conflicto y quien sabe si una parte compartida por ambos, rusos y chinos, para colocar a Estados Unidos y Europa en una situación de franca debilidad.

Sea como fuere, aquel viaje secreto de Kissinger, fue la llave que abrió la caja de Pandora a lo que hoy asistimos. ¿Curioso, peligroso? El tiempo lo dirá.

Pues eso

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s