La amenaza nuclear de Rusia a China

Para Putin, que vio caer el Muro de Berlín desde su mediocre puesto del KGB en Dresde, la Guerra Fría nunca terminó realmente. Su invasión a Ucrania y el no dialogo con sus adversarios en Occidente declara de forma evidente que efectivamente estamos ante lo que podríamos considerar como una Guerra Fría 2.0.

En medio de la brutal invasión y la respuesta coordinada de los aliados de la OTAN contra la economía rusa, China ha permanecido relativamente silenciosa. El presidente chino Xi Jinping hace constantemente llamamientos a la moderación mientras dice apoyar cualquier intento de de negociar un acuerdo de paz. 

Pero aunque Xi diga que apoya la paz, los medios de comunicación chinos controlados por el Estado repiten constantemente la propaganda rusa sobre la guerra, una clara señal de que el Partido Comunista Chino no tiene intención de romper en absoluto con Rusia.

Y es que el Partido Comunista Chino traza el futuro del país con planes cuidadosamente definidos. En los últimos años, el objetivo más ambicioso de Pekín ha sido remodelar drásticamente su economía, reduciendo su dependencia de Occidente mientras convertía a China en la superpotencia dominante del mundo.  

Ahora, el ataque de Rusia a Ucrania, amenaza con destruir ese plan.

Si embargo no siempre Rusia y China estuvieron tan cercanas. Incluso hubo un tiempo en que estuvieron a nada de una destrucción nuclear entre ambas, la historia fue así.

En las primeras etapas de la Guerra Fría, los estadounidenses veían a la Rusia y China soviéticas trabajando juntas como un “monstruo” comunista que amenazaba con destruir todo a su paso. Ambos gobiernos compartían valores políticos similares además de haber sido aliados durante múltiples conflictos. 

La relación entre Rusia y China se remonta al siglo XVII, cuando surgió el conflicto después de que la dinastía Qing intentara sacar a los colonos rusos de Manchuria. La tensión entre las dos naciones terminó con el Tratado de Nerchinsk, que puso freno a la continua expansión de Rusia hacia el este.

Bajo el liderazgo de Lenin, la recién formada Unión Soviética desmanteló los restos de la monarquía rusa a principios de la década de 1920. En China, el Partido Comunista fue formado por revolucionarios que se habían vuelto marxistas después de la Revolución Rusa. 

En 1950, Mao y Stalin firmaron el Tratado chino soviético de amistad, alianza y asistencia mutua, que proporcionaba a China la protección y ayuda de la URSS, en caso de un ataque estadounidense.

Todo parecía ir bien hasta que, a mediados de la década de 1950, la Unión Soviética y China comenzaron una lucha por encontrar puntos en común sobre sus creencias comunistas y sus enemigos en Occidente. Si bien China quería continuar con su postura agresiva hacia las naciones imperialistas, la URSS vio el potencial de una coexistencia pacífica con los Estados Unidos. Las tensiones entre ambos comenzaron a crecer y los dos se apresuraron a tomar el control de los estados «satélite» a lo largo de su frontera compartida.

En 1964, China detono su primera arma nuclear, convirtiéndose en el quinto país en ser capaz de una guerra nuclear.

Tras este hecho, las patrullas fronterizas rusas comenzaron a detectar una creciente presencia militar china a lo largo de la frontera entre China y la Unión Soviética. 

Para 1968, había 375.000 soldados soviéticos estacionados allí, junto con 1.200 aviones y 120 misiles de mediano alcance. China colocó la friolera de 1,5 millones de soldados en la frontera. Junto con las nuevas capacidades nucleares del país y las negociaciones cada vez más hostiles, parecía que el conflicto era inevitable.

Las tensiones llegaron a un punto crítico en 1969 a lo largo de Ussuri, una zona fronteriza mal definida en el noreste de China formada por pequeñas islas deshabitadas que se convirtieron en el factor determinante de la disputa fronteriza. El Ussuri fue designado como límite entre Rusia y China en 1860, cuando la Convención de Pekín eliminó Manchuria de China y se la entregó a Rusia. El gobierno de Mao legitimó el ataque chino a las islas de Ussuri al afirmar que la convención fue impuesta a los chinos en el siglo XIX.

El 2 de marzo de 1969, las tropas chinas mataron a un grupo de guardias fronterizos soviéticos en una emboscada en la isla de Zhenbao. Según Mao, el ataque estaba destinado a enseñar a los soviéticos una «lección amarga» y disuadirlos de acciones futuras. 

En realidad, la emboscada solo provocó más a la URSS. Trece días después, las dos naciones se enfrentaron en una lucha por la isla, esta vez con más hombres y potencia de fuego. Después de la batalla, la Unión Soviética cambió su estrategia para atraer a China a la mesa de negociaciones.

China inicialmente descartó las amenazas de guerra nuclear por parte de Rusia, pero eso cambió en el verano de 1969, cuando el director de la CIA, Richard Helms, anunció que el Kremlin se había acercado a gobiernos extranjeros para preguntarles cómo reaccionarían ante un ataque nuclear en el país asiático.

El anuncio demostró a los chinos que las amenazas de la URSS eran legítimas y a la perspectiva de una guerra nuclear, China sabía que nunca podría igualar la fuerza de las fuerzas soviéticas. 

Varias semanas después del anuncio de la CIA, China acordó llegar a un acuerdo con la Unión Soviética, poniendo fin así al potencial de una guerra nuclear entre los dos países.

Como verá lector, las amenazas nucleares siempre han existido, pero nunca se han materializado, gracias a Dios. Pero también es cierto que nunca el mundo ha estado tan en manos de locos como le esta ahora.

Pues eso

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