¿Feminismo? ¿Cuál?

Se veía venir, el feminismo político, como todo en este país, ha quedado en evidencia y roto. Y es que debemos de acostumbrarnos, a partir de ahora, a ver a Sánchez pensando ya en términos electorales y saber que ya no solo es peligrosísimo para los ciudadanos, ahora lo es también para su propio gobierno.

Que se preparen en Podemos porque se les ha acabado el chollo. Mucho dirán los del gabinete de ministros sobre la “indudable” continuidad del gobierno y lo bien que se llevan entre ellos, pero oficialmente este gobierno está agotado y acabado. El feminismo ha sido la gran excusa para que Sánchez se lo dejara claro a su socio podemita.

No hay más que ver la soledad de las ministras el día de la votación del “solo si es si” comparada con la foto de Sánchez y “sus ministras” a la salida de un pleno para conmemorar el día de la mujer. Y es que querida Irene, políticamente Sánchez, te ha rematado.

Por si fuera poco, la locura panfletera del 8M se ha apoderado de las distintas posiciones políticas y a fuerza de gritos, amenazas, insultos y demás han logrado colocarse tan lejos de las mujeres que la mayoría de estas no se reconocen en ellas.

Solo los cargos políticos agradecidos, las sectarias de los partidos de izquierda y las afiliadas son capaces de reunirse en torno de las ministras en días como este, en definitiva, nadie, un nadie enorme, por más que haya 20M vocingleras detrás de una pancarta. La convocatoria del 8M a nivel de convocatoria ha sido un fracaso

Sería importante que los feminismos respetasen que las mujeres que viven la realidad, los millones de mujeres de este país, participasen y fueran quienes debatan esa realidad. Y es que estas “bien pagas”, que, dicen tener grandes teorías detrás, escuchan poco y mal cuando deberían escuchar con atención y aprender, con lealtad al género, sin odios, apartadas de las ideologías extremistas y dando su espacio a quienes viven la realidad en la calle y no en los despachos.

El feminismo inclusivo tendría que buscar ese diálogo que no son capaces de tener las instituciones. Los debates encendidos entre distintas corrientes dificultan el lenguaje y alejan a las mujeres de sus posturas de ministerio.

La aprobación de la ley trans y las consecuencias legales de la ley del ‘solo sí es sí’, que ha permitido reducir condenas a agresores sexuales, son dos de los errores legales que este gobierno ha puesto en marcha y que ha causado el enfrentamiento no solo a pie de calle sino entre las distintas sensibilidades del feminismo. El absurdo de la escisión feminista llega a un punto absurdo, como se ve en el anuncio, buscando en las vacas la confraternización por lucha de genero.

El feminismo de larga trayectoria histórica denunció el «borrado de las mujeres» que producía una norma que permite cambiar de sexo en el registro civil a voluntad propia. Para ellas, esta ley «resta» derechos a las mujeres.

Para llevar adelante esta ley, el Ministerio de Igualdad «nunca se ha reunido con el movimiento feminista. Tienen un ministerio ‘feminista’ que no se sienta con las feministas ni sigue la agenda feminista». De risa si no fuera porque expone a las claras aquello de “yo soy el poder y no consulto con nadie”, así es este gobierno de Podemos y del PSOE.

Sin embargo, la brecha salarial continúa en nuestro país en el 28%. Tres de cada cuatro empleados a tiempo parcial son mujeres –muchas para dedicarse al cuidado, pero más de la mitad de ellas desearía trabajar más horas–. Mientras que en los trabajos más precarios –contrato parcial y temporal– son el 76%.

Las jornadas parciales son, además, un factor determinante de la brecha salarial, y tienen su reflejo en las pensiones –donde la distancia es del 35% respecto de los hombres–. Esperemos que gracias a las movilizaciones de los y las pensionistas se ataque la brecha económica al final de la vida activa o que las pensiones mínimas garanticen una existencia digna. 

Pero siendo todo esto verdad, contrasta con la realidad que encabeza la estupidez de Ángela Rodríguez Pam, secretaria de Estado de Igualdad y número dos de Irene Montero, que no sale de un charco y ya se está metiendo en otro.

Tras aleccionar a nuestras jóvenes sobre cómo deben disfrutar del sexo las mujeres, este miércoles participó en la manifestación podemita por el Día Internacional de la Mujer, en la que durante todo el recorrido parece ser que estuvo pendiente de su móvil y de las redes sociales.

Tanto fue así que se llegó a grabarse un selfie encantada de la vida, junto a un grupo de adolescentes con una pancarta, que coreaba slogan impresentable contra el líder de Vox, Santiago Abascal, en la que exponían a su pena porque su madre no hubiera abortado. ¿Criticable? No simplemente aborrecible e impresentable.

Esta mujer o es una retrasada o una perturbada. Su contribución a la gobernabilidad de España no pasa de ser una payasada continua y una colección de exabruptos absurdos. Se hace evidente que ha debido de sufrir mucho en el colegio y que las consecuencias de esto nos las está haciendo pagar a los ciudadanos.

El caso es que saliendo de este 8M queda claro que ya no hay un feminismo sino muchos y que, como en el futbol, los aficionados deberán repartirse por opciones. Sánchez ha hecho un trabajo fino destruyendo el feminismo y dejándolo en nichos cada uno más diferente al otro.

Eso sí, si alguien va a buscar culpables lo más fácil es tirar contra los varones, según la tal Pam, somos violadores por genética, vamos que lo llevamos dentro. Dios y yo sin saberlo…

Pues eso

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