No en mi nombre

Si he de ser sincero no considero que Sánchez me haya engañado. Para sentirme así debería haber creído en él y haberle votado, pero no hice ni lo uno ni lo otro. No me ha engañado porque siempre creí que la suya era la palabra de un farsante, de un embaucador en busca de sobresalir y perpetuarse a cualquier precio. Sin embargo, si me considero traicionado por este tipo falaz y fulero que se dispone a gobernar un país al que no respeta, una nación en la que no se reconoce.

Lo hará si, gobernará de la mano de aquellos que odian a España y a los españoles, de la mano de quienes heredan el humo de las pistolas de aquellos que no dudaron en asesinar a cuantos se les oponían, de la mano de quienes buscan el interés personal por encima del interés general, de quienes defienden las dictaduras bolivarianas que hunden en la miseria a sus conciudadanos. Lo hará si, gobernará, pero no en mi nombre.

No gobernará en mi nombre quien manda a los suyos a negociar y a fotografiarse con quienes quieren mantener el legado de los asesinos de 800 inocentes cuyo mal solo era disentir, de quienes asesinaron a Ernest Lluch o Miguel Ángel Blanco.

No gobernará en mi nombre quien pacta con quien, liderando un gobierno catalán, opina que los españoles “Son bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN”

No será en mi nombre el gobernar con Podemos, con quien Sánchez juró que negociaría con luz y taquígrafos y hoy es la fecha en que nadie sabe hasta donde llega el paripé pactado con el “podemita” y entre estos y Junqueras. 

No acepto que en mi nombre gobierne un tipo que, pillado en innumerables embustes, muestra inequívoca de una absoluta falta de vergüenza que demuestra que le importa un bledo lo que piensen los españoles si con ello puede pervivir en Moncloa.

No gobernará en mi nombre quien habiendo comprobado que plagió su tesis doctoral no ha dado lugar ni siquiera a una fingida petición de perdón, cuando en otros países eso hubiera sido causa de dimisión inmediata.

No gobernará en mi nombre quien no tiene vergüenza alguna en levantar cortinas de humo, como la exhumación de Franco, para ocultar su incompetencia y manipular el hecho convirtiéndolo en argumento electoral, por cierto fallido.

No gobernará en mi nombre quien promueve el absurdo argumento de que España es una nación de naciones, sabe Dios que será eso, y acepta de buen grado que su “pasional seguidor” catalán, el tal Iceta, hable de 14 naciones dentro de una. 

No acepto que me gobierne un tipo que asegura que no dormiría tranquilo si gobernara en coalición con Podemos, y en menos de 12 horas tras las elecciones rinde vasallaje al populista bolivariano haciéndole su vicepresidente y aceptando ministros podemitas, como Judas y sus treinta monedas.

No quiero de presidente un tipo que por sobrevivir en el cargo está dispuesto a dinamitar la unidad de España, aceptando cosas como que Navarra sea gobernada por una coalición de sus socialistas y nacionalistas respaldada por los filoterroristas, mientras en Valencia y Baleares sus correligionarios se alían con los pancatalanistas para ir dando forma al sueño imperial separatista. 

No será en mi nombre facilitar que Sánchez pase meses y meses sin comparecer en las sesiones de control en el Congreso de los Diputados, provocando con ello el bloqueo a la potestad fiscalizadora que la Constitución da al poder legislativo para controlar al ejecutivo. 

No será mi presidente quien tiene como fin primordial el pasar de todo, disfrutar del cargo, posturear, manosear la democracia y ejercer el poder sin oposición. El mismo que considera a su país y sus conciudadanos algo totalmente accesorio. 

No será en mi nombre que quien gobierne este país lo haga sin respeto alguno a las instituciones, con la intención manifiesta de poner en cuestión al propio Rey y aceptando de buen grado cuantas ocurrencias destructivas provengan de sus socios de gobierno.

No, no será en mi nombre que este “permanente aspirante en funciones” ponga en entredicho los valores y principios que nos hicieron acceder a la democracia tras años de lucha, de cientos de muertos a manos de los terroristas y de una transición ejemplar sobre la que hoy, gracias a su dejación, todo son cuestionamientos y dudas de sus “nuevos amigos” que no los míos.

Con la astracanada de la resolución de Europa sobre la cuestión de la inmunidad de Junqueras y de Puigdemont y Comyn llegan tiempos de incertidumbre donde Sánchez va a tener que mojarse sobre si apuesta por España o una vez más va a manipular a la Abogacía del Estado para cubrir a sus socios catalanes. 

Mal asunto este. Cualquier otro de los pasados presidentes de España no tendrían ni la menor duda, pero en lo que respecta a Sánchez la duda solo está en saber cuando lo hará. 

Así que no, no será en mi nombre que Sánchez sea presidente de gobierno

Pues eso

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