
Un terrible deterioro económico y social crece día a día en España Las medidas anunciadas por Sánchez llegan tarde y se quedan cortas, como todo lo que hace este gobierno. La economía española no solo no mejora, sino que empeora. El fracaso económico de este gobierno se ceba no solo con la clase trabajadora, sino que hunde a las pequeñas empresas y a los autónomos que ven como cada día se destruye su renta disponible.
Los socialistas de Sánchez no tienen piedad ni para los más débiles, porque están convencidos de que les seguirán votando, los sondeos así parecen indicarlo.

La pésima situación actual de España es del todo culpa de Sánchez. Pero una parte de esta situación viene generada de su mentor, Zapatero, al que Esperanza Aguirre describió perfectamente al decir que no solo nos había llevado a una ruina económica sin precedentes, que tardará varias generaciones en superarse, sino que también dividió España y sentó las bases de su destrucción.
Sin embargo hoy los desequilibrios se han agravado hasta unos límites tales que nos han llevado al desastre casi irreversible de la nación.
Ya en su día, cuando los andaluces sacaron a fuerza de votos al socialismo del gobierno autonómico se vio que este, que había gobernado siempre en Andalucía, había hundido a la región, la había arruinado y había cercenado, una vez sí y otra también sus posibilidades de progreso.

Andalucía era una región que había recibido más de 100.000 millones de euros de los fondos europeos, equivalente a dos tercios del PIB andaluz y a casi tres presupuestos y medio del Gobierno regional y los socialistas los habían malgastado, dilapidado y entregado a los amigos.
No supieron, no quisieron, aprovechar sus fantásticos recursos naturales ni el talento de las personas con las que cuenta la región; sólo pensaron en regar con dinero público distintas actividades prácticamente improductivas, de manera que cuando se acabó el dinero, se acabó la actividad económica.

Y es que la política económica del PSOE siempre perjudica a España y siempre nos lleva al límite por su incapacidad. Generan el desastre y abandonan al país en manos de otros que lleguen y acometan la labor de su reconstrucción. Una vez tras otra el ciclo se repite, como si de un bucle de ruina y recuperación se tratara.Los socialistas siempre utilizan la misma táctica; un descompensado gasto público articulado en múltiples subvenciones, un nivel de impuestos de los más elevados y un intervencionismo feroz en la economía, que son recetas típicas de la socialdemocracia.
Es una forma de entender la política económica frente a la visión del liberalismo clásico y conservador de impuestos bajos, reformas profundas, menor burocracia y gasto limitado.
A los socialistas de Sánchez debemos achacar que desde noviembre del año pasado se esté produciendo una escalada de la tasa anual de inflación, subiendo desde el -0,8% interanual de noviembre de 2020 hasta el 9,8% de este mes de marzo.

Sánchez se agarra, cómo no, al argumento de Ucrania para justificar ahora la pésima gestión de su gobierno social comunista, como ya hiciera con los camioneros acusándoles de ser la extrema derecha, Sánchez busca continuamente a quién echarle la culpa de su incompetencia.
También la pandemia fue su argumento y sacudió, es verdad, con fuerza todas las economías del mundo, pero unas han aguantado mejor el revés que otras y la española es por ahora «la mayor perdedora de la crisis»; así lo creen los expertos de la consultora Oxford Economics que recopilan en uno de sus últimos informes la «combinación de factores sanitarios y económicos» detrás de esta situación.

La deuda pública de España se ha incrementado en 150.000 millones durante el año 2020, hasta rozar los 1,35 billones de euros (que ya se superaron en 2021). Esto supone que la deuda pública ronda el 120% del PIB, la ratio más alta desde 1902. La propia Comisión Europea está convencida que la deuda puede alcanzar el 140% del PIB en 2030.
El socialismo de Sánchez arruina España tanto macroeconómicamente como en sus microeconomías. El español de clase media empieza a ser un “rara avis” en extinción. La agricultura, la ganadería, la construcción, el transporte… da lo mismo el sector, la queja está en la calle, o mejor dicho el quejío, resuena en el eco del vacío de los almacenes, de los camiones o de las estanterías.
Mucho me temo que para subsistir empresarialmente en este país y con este gobierno, es necesario ser amigo de alguien “gordo” o tener mano para acceder a alguien con poder. Mientras, el resto de los mortales de buena fe tendrán que esperar a que el viento cambie, o mejor dicho rezar para que el huracán socio comunista no se lo lleve para siempre.
Pero el índice de dolor económico y social al que nos somete el socialismo reinante también vacía de futuro a las próximas generaciones. Si esto no revierte rápido, este país nuestro será incapaz de salir de una ruina de generaciones a la que nos condena el socialismo.
Ya lo decía Churchill “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.
Pues eso
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