Bombardeo químico en Siria: operación de “falsa bandera” ¿Verdad o mentira?

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Corren tiempos en que la verdad se esconde tozuda entre capas de noticias falsas y cortinas de humo. Son tiempos en los que la veracidad y ajustarse a la realidad no vende.

Son muchos los intereses estratégicos políticos, editoriales, pero sobre todo económicos y financieros como para aceptar sin dudas un titular, una noticia, una revelación sin analizar y evaluar, pero sobre todo sin pensar.

Al hilo de esto si alguien cree que tras años de guerra, la tragedia de Siria y el enfrentamiento de las partes en conflicto tiene como objetivo la paz y el bienestar de los ciudadanos sirios sin duda se trata de un optimista recalcitrante o simplemente de un ignorante desinformado

Desafortunadamente no, no creo que sea esa la realidad en esa parte del mundo. La situación de Siria es, para su desgracia, tremendamente compleja y en ella convergen los intereses de muchos que pugnan principalmente por un territorio geoestratégico y militar clave. Es por esto que el ataque químico, creyéndome su existencia, me genera dudas sobre su paternidad. Me explicaré.

Bashar al-Assad levantó la veda del desastre sirio aquel marzo de 2011, durante las protestas de la “primavera árabe” sobre las que ordenó abrir fuego. Al hacerlo prendió la llama de la guerra civil. Los rebeldes respondieron junto con numerosos musulmanes ultra conservadores que se opusieron al régimen dictatorial occidentalizado de Assad, especialmente al laicismo que impulsaba.

Ante esto Rusia, que tiene un interés especial geoestratégico, pues dispone en territorio Sirio de una base militar llamada Tartus y creada en tiempos de la Unión Soviética, saltó en apoyo de Al-Assad. Tartus interesa a pesar de que no es una base muy grande porque es la única entrada que tiene el gobierno de Putin al Mar Mediterráneo. La posibilidadde la caída del régimen de Assad significaría poner en riesgo esta estación militar.

Además Putin se enfrenta en casa a serias críticas y  llevar su país a la guerra en Siria ha aumentado su popularidad internamente como han demostrado las pasadas elecciones.

Por otro lado otro de los interesados en Siria es Irán. Tanto por motivos religiosos como económicos. El gobierno de Assad no solo da a los persas acceso al mediterráneo sino que abastece a las tropas de Hezbollah lo que conecta este asunto con otro tema delicado en la región: el conflicto con Israel.

Hasta aquí no cabe la menor duda de que estos son los principales interesados en “mantener” el Statu Quo. Tanto Assad como Irán o Putin son los últimos en querer que el conflicto se generalizara.

Entonces ¿Por qué bombardear a la población y desafiar a EEUU y la comunidad internacional con ataques químicos indiscriminados que producen escenas tan sobrecogedoras y muertes tan horrorosas provocando así su respuesta tal y como Obama ya advirtió en el pasado?

Recordemos que EEUU decidió apoyar a los rebeldes sirios para luchar contra Assad y al mismo tiempo exigió a los países del Golfo que dejaran de financiar a los extremistas. Tras un atentado en Siria donde Bashar al-Assad fue señalado como culpable y donde murieron más de mil sirios por otro supuesto uso de armas químicas, Obama condenóel atentado y amenazó con una intervención, algo que finalmente se ha llevado a cabo en la legislatura de Trump en fechas pasadas. Si uno lo piensa, algo no encaja.

Esto es lo que sabemos oficialmente sobre la respuesta de EEUU y los aliados a la situación en Siria. Ante esto cabe preguntarse si el ataque de Trump y los aliados persigue realmente ayudar a un pueblo sirio constantemente castigado, bombardeado y esquilmado por propios y extraños o responde a la incómoda presencia de Rusia y su base de Tartus.

Aunque puede que sea un acto más de comunicación o mejor dicho de manipulación hacia el mundo, y que como dicen algunos se tratara de una acción más política que militar de resultado táctico deficiente, con el propósito de crear una cortina de humo ante un Trump cada vez más acosado en su propio país.

Hace nada leí en distintas publicaciones que unamplio abanico de comentaristas ultraconservadores norteamericanos empezaban a afirmar que se trataba de una operación de “falsa bandera”, es decir, un ataque perpetrado por alguna entidad para provocar y empujar a la comunidad internacional a castigar al gobierno de Asad.

Muchos de estos comentaristas señalaron con el dedo al constante chivo expiatorio de la alt-right estadounidense: el lobbie judío. En un tuit, el presentador Mike Enoch llamó a la acusación sobre el ataque químico «mierda” y sentenció «No me lo creo y tú tampoco deberías», añadió.

La sospecha de que aquel bombardeo químico fuera una operación de “falsa bandera” existe. ¿Por parte de quién? ¿Desde dónde se realizó? ¿Quién tenía la capacidad en la zona? Son preguntas que cabe hacerse.

Por cierto las operaciones de falsa bandera no son novedad en la historia del mundo. Una operación de falsa bandera es una maniobra de gobiernos diseñadas con el fin de parecer que fueron llevadas a cabo por enemigos. El nombre se deriva del concepto militar de izar colores falsos; esto quiere decir la bandera de un país diferente al propio.

Por si alguien considera que eso de la “falsa bandera” son solo teorías de la conspiración, permítame el lector extenderme esta vez en el post para referenciar la que probablemente haya sido la operación de “falsa bandera” con mayores y más dramáticas consecuencias que se recuerda en el siglo XX.

La Provocación de Gleiwitz ha sido probablemente la operación de “falsa bandera” más notoria de los últimos 100 años. Esta operación responde a un plan diseñado para hacer creer a la opinión pública mundial que tropas polacas habían cometido un acto de guerra contra Alemania. Reinhard Heydrich había ideado que un grupo de soldados alemanes vestidos con uniforme del Ejercito Polaco, tomaran por unos minutos una estación de radio que se encontraba en la localidad de Gleiwitz y que soltaran una proclama en idioma polaco contra Alemania. Paralelamente se realizarían ataques contra la Inspección Forestal (en el bosque de Pitschen) y la aduana de Hochlinden.

Para dar mas realismo a la acción se había dispuesto que prisioneros de algún campo de concentración fueran ejecutados mediante una inyección letal y que sus cuerpos fueran vestidos con uniformes alemanes para dejarlos en el lugar de la acción. La idea era crear la impresión de que se estaban cometiendo varios actos coordinados contra Alemania.

Fruto de esta operación de “falsa bandera” cobró entidad la que sería la mayor tragedia del ser humano en el siglo XX, la segunda guerra mundial. Aquel loco austriaco encontró la excusa para invadir Polonia y Europa.

El ataque químico en Siria ¿existió? ¿no existió? ¿fue un ataque de “falsa bandera”? solo algunos saben la verdad. Lo cierto es que murieron los mismos, los de siempre, los niños, los ancianos y las mujeres. Quien mata puede ser una ficción pero los que mueren son la verdad.

Es por eso querido lector que pensar es importante, no solo para evaluar la verdad y no darla nunca por absoluta sino para forjar una opinión lo más objetiva posible y no conducirnos por impulsos sino por la reflexión propia.

No, no sé quien bombardeó a aquellos pobres desgraciados pero para el mundo, para la opinión pública, todas las opciones deberían estar abiertas y todos deberíamos estar atentos. Hay demasiados lobos que esquilman el rebaño y está por ver si hay algún pastor.

Pues eso

 

 

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